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TRES MIL AÑOS Y UN DÍA

Las vacas del pueblo ya se han 'escapao'

¿Ha cumplido el Ayuntamiento de Cádiz con la solicitud de permisos a la Junta en la suelta de toros para 'Knight and day'?

JUAN JOSÉ TÉLLEZ
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En vísperas de una nueva suelta de toros mansos con motivo de los tradicionales encierros gaditanos que recogerá Hollywood en su esperada película 'Knight and day', convendría saber si ese encierro debiera atenerse al Reglamento de Festejos Taurinos Populares aprobado por el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía en marzo de 2003.

Con independencia de que esta movida pueda considerarse como encierro o como suelta, de acuerdo con el citado reglamento, el recorrido deberá ser inferior a los 1.500 metros y estar vallado para controlar la marcha de las reses y evitar daños al público.

Pero hay más: se obliga a los organizadores del suceso a contratar un seguro de responsabilidad civil con previsión de indemnizaciones de entre 6.000 y 225.000 euros para casos de invalidez permanente y de 151.000 euros en caso de muerte.

A la vez, es obligatorio situar instalaciones sanitarias a menos de 200 metros del lugar donde galopen y corten el viento los astados. Este dispositivo, integrado por un cirujano, un médico ayudante, un anestesista y un ATS, deberá contar con equipo eléctrico autónomo, mesa para intervenciones de urgencias, material de reanimación cardiopulmonar avanzada y dos ambulancias, una de ellas asistencial, claro.

¿Cumple con tales requisitos la productora? ¿Ha cumplido el Ayuntamiento con la solicitud de permisos al delegado del Gobierno de la Junta con al menos diez días de antelación? Gabriel Almagro, titular de dicha delegación autonómica, ha declarado que no es preceptivo ya que no se trata de un espectáculo de suelta en sí sino de una producción cinematográfica, por lo que tan sólo se ha requerido el permiso de traslado de ganaderías y la responsabilidad exclusiva dependería del consistorio.

¿Así de fácil?

Los toros por muy mansos que fueren no fueron ni son simples efectos especiales. Y a todas luces el espejismo de los beneficios económicos y en materia de imagen han nublado cualquiera otra consideración y acuerdos institucionales.

El pasado domingo, Rafael Román, portavoz del grupo municipal socialista, ya alertaba sobre la necesidad de haber reunido a la Junta Local de Seguridad para conocer el plan previsto.

«Es el propio Equipo de Gobierno el que en distintos comunicados de sus Concejales responsables del acontecimiento, había manifestado que se esperaba numeroso público porque era un acontecimiento turístico que atraería personal a la hostelería y al comercio y antes que animar a la gente a venir y subirse al carro publicitario con tanta alegría tenía que haberse preocupado de la seguridad del acontecimiento, porque la suelta de toros no es precisamente la especialidad de los gaditanos de la capital», decía Román.

La evidente falta de medios policiales, o la ausencia de notas informativas a los ciudadanos, choca, a su juicio con el hecho de que no eran toros virtuales sino que pesaban quinientos kilos: «Por tanto -objetaba-las medidas de seguridad tenían que haber sido extremas y habiendo tenido a toda la ciudadanía informada de los riesgos que el Ayuntamiento hacía correr a los ciudadanos», afirma.

¿Quién ha controlado las medidas de seguridad?

¿Qué responsable político era el encargado de supervisar el dispositivo y quién no ha cumplido con la pertinente inspección y comprobación de riesgos?

Eso cuestionaba Román, quien añadía sin demasiado eco, dicho sea de paso, que «el Equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Cádiz ha tenido una actitud del tipo de 'Bienvenido Mr. Marshall' porque lo que no se arreglado en años -la llamada Ciudad del Mar en Puerto América- como hemos demandado reiteradamente, bien para aparcamientos o bien para la Carpa del Carnaval, se ha acondicionado para la productora de la película. Y así sucesivamente. Pedimos explicaciones porque hoy podía haberse producido una tragedia que afortunadamente no ha ocurrido. Hay que facilitar los rodajes pero hay que vigilar primero por la seguridad y el bienestar de los ciudadanos que viven en Cádiz todo el año sin tanta catetez ni esnobismo».

Las vacas del pueblo ya se han escapao, riau, riau. Todo Cádiz -incluyendo a los comerciantes que se les ha indemnizado por metros en lugar de por facturación de su local- espera que no vuelva a suceder.