EL PERFIL

Dolores Bermúdez

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Los amigos, compañeros y alumnos de la profesora Dolores Bermúdez estamos de acuerdo en que es una mujer transparente y libre, que habla y vive sin las trabas de los prejuicios y sin las dependencias de las murmuraciones. Sus palabras y sus silencios, sus presencias y sus ausencias ponen de manifiesto su peculiar concepción de la vida humana como un servicio que es, al mismo tiempo, solidario, laborioso y gratificante. Ahí reside, a mi juicio, la clave de la unidad que ha logrado entre su trabajo y su ocio, entre su crecimiento personal y sus actividades docentes e investigadoras.

Lola es una intelectual diferente y su perfil constituye para muchos discípulos el emblema de una aventura humana presidida por la lucidez, por la espontaneidad y por el cuestionamiento infatigable de todo aquello que la inercia de los usos y la rutina de los hábitos sociales nos hacen pasar por natural.

Dotada de una perspicaz intuición y de una aguda mentalidad crítica es enemiga de los tópicos y de las ideas preconcebidas; y es que su sencilla autenticidad y su permanente reflexión las sustenta en un fondo de honradez. Con sus actitudes atentas y serviciales, y con su disposición de hacer grato el aprendizaje, sabe captar la atención, despertar el interés y ganar la confianza de sus alumnos, a los que siempre trata con respeto.

Ya sé, querida Lola, que estas líneas, más que halagarte, te resultarán incómodas, me preocupa traicionar tus deseos pero, a pesar de todo, no he podido resistir la tentación de declarar que tus comportamientos constituyen un modelo actual y diferente del ejercicio de la enseñanza universitaria.