LA ESPERANZA COLECTIVA 20 2

Cádiz después del Doce: El principio de una nueva etapa

PTE DEL CONSORCIO PARA LA CONMEMORACIÓN DEL BICENTENARIO DE LA CONSTITUCIÓN DE 1812 Actualizado: Guardar
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La recuperación del Castillo de San Sebastián, el Oratorio de San Felipe Neri, el segundo puente sobre la Bahía, la llegada de la Alta Velocidad, la ampliación del Parador Nacional... Son algunos de los proyectos de infraestructuras que ya están en marcha y con los que Cádiz se prepara para vivir dentro de poco más de dos años un acontecimiento único: los doscientos años de La Pepa.

El momento no es baladí. El 19 de marzo de 1812 marcó un antes y un después en la historia particular de Cádiz que hizo de nuestra tierra un referente para las sociedades democráticas. Aquí nace la primera Carta Magna liberal de Europa y con ella nacen los pilares de lo que hoy conocemos como Estado de Derecho. Nace la modernidad política que dos años antes, en 1810, había echado a andar en San Fernando. Con La Pepa se dice adiós al Antiguo Régimen, a la intolerancia y a la Inquisición y se da la bienvenida a la modernidad, a la libertad, a la noción de ciudadano libre, a la soberanía del pueblo, a la libertad de imprenta... Lo ocurrido hace doscientos años aquí en Cádiz cambió el panorama político y social de la época.

Tenemos que ser conscientes de la importancia de aquel acontecimiento único que hizo posible la toma de conciencia individual de los derechos ciudadanos. Ésa es nuestra historia y tenemos que sentirnos orgullosos de ella.

Cádiz fue protagonista entonces y tiene que volver a serlo ahora. Cádiz fue vanguardia en una fecha que marcó un antes y un después en algo tan importante como la configuración de los valores democráticos. Aquel Doce supuso un punto de inflexión; el inicio de una nueva etapa. El de ahora, el Doce que celebraremos dentro de dos años, tiene que revivir aquel espíritu y servir para, no sólo conmemorar la efeméride, sino para seguir promoviendo los valores del Constitucionalismo democrático en el mundo.

Desde Cádiz tenemos que hacer partícipes al resto del mundo de ese espíritu que impregnó la Bahía gaditana hace 200 años y que hizo de nuestra tierra una referencia indiscutible para un nuevo mundo.

Ése será uno de los mejores legados que 2012 pueda dejar a las futuras generaciones gaditanas. Y para ello estamos trabajando ya con ahínco desde las administraciones e instituciones implicadas en la conmemoración del Bicentenario de La Pepa. Cádiz, de hecho, será sede permanente del Observatorio y Centro de Estudios del Constitucionalismo Democrático.

Entre el 19 de marzo y el 12 de octubre de 2012 la Bahía de Cádiz será además el punto neurálgico y epicentro de grandes citas institucionales e internacionales para las que tenemos que estar preparados: la XXI Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, el Encuentro de las Cortes Supremas Americanas y Europeas o la reunión de las Academias de la Lengua Española, por citar sólo algunas.

2012 se presenta pues como una auténtica oportunidad de futuro. El Bicentenario es un acontecimiento único en muchos sentidos: un momento de grandes encuentros culturales e intelectuales y, como no, también, una oportunidad de desarrollo para nuestra tierra.

Cádiz, San Fernando y todo nuestro entorno acogerán a miles de personas y cientos de actividades. El momento, y lo digo con rotundidad desde esta Tribuna, es estratégico. Y así debemos sentirlo todos. Es un proyecto de Estado con el que las administraciones están comprometidas firmemente, que requiere del empuje de todos y que necesita, indiscutiblemente, también, del empuje ciudadano.

Si la participación del pueblo gaditano fue crucial en 1812, en 2012 no deja de ser primordial tampoco. Estoy seguro de que los gaditanos y gaditanas sabrán hacer suyo el Bicentenario. Es el momento de Cádiz y de la Bahía.

El alcance y significado de 1812 es de tal magnitud que bien vale el esfuerzo que todos estamos obligados a hacer para conmemorar su 200 aniversario. La ocasión lo merece porque, además, como decía más arriba, esta celebración tiene que suponer un nuevo punto de inflexión para Cádiz. Una oportunidad que marque un nuevo camino de futuro.

Tenemos que tener presente que se trata, también, del desarrollo de nuestra tierra. De nuevas infraestructuras y equipamientos. De cuantiosas inversiones y de la recuperación de importantes espacios de la ciudad, principalmente de aquellos vinculados con el Doce. No podemos, ni debemos, desaprovechar esta oportunidad que se nos presenta. Ni por los que representa para nuestra memoria colectiva, ni por el legado que con este Bicentenario podemos dejar a las generaciones venideras.

Tenemos que sentir y vivir el DOCE con mayúsculas. Como una revolución que influirá en el despegue de Cádiz. Y tenemos que vivirlo no como una mera fecha, no sólo como la celebración de una efeméride. Nuestro Doce no ha de ser algo sólo pasajero. No debe serlo. El Doce debe ir más allá. El Doce no es un fin en sí mismo, es algo más que eso, es el principio de una nueva etapa.