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MUNDO

La presión por el 'caso Kunduz' acaba con el ex ministro de Defensa alemán

Franz-Josef Jung, actual titular de Trabajo, deja el cargo arrastrado por el escándalo de haber ocultado una matanza de civiles en Afganistán

ENRIQUE MÜLLER
BERLÍN.Actualizado:

Agobiado por el escándalo que ha puesto en tela de juicio la profesionalidad del Ministerio de Defensa alemán, que ocultó información al Parlamento Federal y a la Justicia sobre una matanza de civiles en Afganistán, el actual ministro de Trabajo y entonces titular de Defensa, Franz-Josef Jung, cedió ayer a la presión y presentó su renuncia al cargo que ocupaba desde hace tan sólo un mes.

«Asumo con ello la responsabilidad por la política informativa del Ministerio de Defensa en relación a los sucesos del 4 de septiembre en Kunduz», declaró Jung durante una comparecencia ante la prensa al día siguiente de estallar el caso que puso en cuestión al departamento que dirigió durante el Gobierno de gran coalición.

Pero Jung, indiferente a las críticas que recibió cuando el periódico 'Bild' sacó a la luz el informe secreto sobre la masacre de civiles, volvió a defender su comportamiento y señaló que en todo momento había actuado «correctamente». Insinuó que había sido víctima de la política informativa del ministerio que dirigió. «No tengo nada que agregar a mi declaración de ayer (por el jueves). Siempre informé de manera correcta a la opinión pública y al Bundestag», añadió el político democristiano. El jueves, Jung leyó una breve declaración ante la Cámara para defender su gestión en los días posteriores al ataque aéreo en Kunduz, pero en lugar de tapar bocas cometió dos errores que finamente le han costado el cargo.

En su declaración ante la Cámara, leyó un primer informe que fue enviado tras el ataque desde Kunduz a Berlín y que no mencionaba víctimas civiles. En el lapso de pocas horas llegaron a la capital alemana otros documentos en los que se hablaba de que habían muerto inocentes. Sin quererlo, Jung había admitido que evitó referirse a los textos más comprometedores. El segundo error fue aún más grave. El ministro dimisionario reconoció haber conocido el informe militar secreto, pero que no lo había leído y que, en lugar de enviar una copia a la Fiscalía, había ordenado que fuera remitido a la OTAN.

Acoso al Gobierno

La comparecencia de Jung ante el Bundestag, en lugar de devolverle la tranquilidad al Gobierno de Angela Merkel, provocó una inusual unidad en los medios germanos que se hicieron eco del clamor popular que pedía la cabeza de Jung. Y cuestionaron la decisión de la canciller de haber designado para Trabajo a un hombre poco brillante en la anterior legislatura.

La renuncia de Jung tampoco puso fin a la tormenta en el Ministerio de Defensa, donde todavía nadie ha aclarado quién dio la orden para mantener oculto el informe que criticaba la actuación del oficial que dio la orden para el ataque aéreo y que detallaba que había habido víctimas civiles mientras el ex ministro hablaba sólo de terroristas muertos.

El nuevo titular de Defensa, Karl Theodor zu Guttenberg, admitió ayer en el Parlamento que a su ministerio le habían ocultado varios dossieres confidenciales sobre lo sucedido. Zu Guttenberg también prometió una cooperación total para aclarar todas las consecuencias del ataque y ofreció enviar al Comité de Defensa del Bundestag todos los documentos clasificados como secretos. Pero la oposición quiere más y un portavoz del SPD exigió que una comisión parlamentaria determine las responsabilidades de Merkel en el escándalo.