![](/cadiz/prensa/noticias/200911/27/fotos/1309381.jpg)
A 600 kilómetros de Copenhague
Actualizado: GuardarMuchas personas verán en esta foto destrucción, ponzoña, una terrible postal enviada desde un futuro apocalíptico, ennegrecido y quizá demasiado próximo. Puede sorprender, pero la imagen corresponde al presente en un país civilizado: se trata de las instalaciones de ThyssenKrupp, la gran productora de acero, en plena cuenca del Ruhr, la principal región industrial de Europa. Es decir, este sobrecogedor paisaje de chimeneas y humaredas queda a unos seiscientos kilómetros de Copenhague, allí donde los líderes mundiales se reunirán el mes que viene para discutir sobre el cambio climático.
Pero, claro, también hay algunas personas que, en esta foto, lo que ven es dinero. Precisamente por eso es noticia ThyssenKrupp: el gigante siderúrgico está atravesando el «año más difícil» de su historia, con su estructura de acero conmovida por la crisis global. Sus ganancias brutas han caído desde los 3.128 millones de euros del ejercicio anterior hasta 2.364, una cantidad que sólo puede dejar descontento a alguien que realmente haya manejado alguna vez estas magnitudes casi inconcebibles.
El problema, y algo que hay que recordar por justicia, es que en la imagen también se ve, o al menos se adivina, un tercer factor: ahí debajo, alimentando lo que parecen las calderas del infierno, hay un montón de gente trabajando. En los últimos doce meses se han ido al paro 11.879 de los casi 200.000 empleados que la firma tenía en todo el mundo. Para ellos, ese humo será el de sus ilusiones convertidas en cenizas.