Feminismo
Actualizado: GuardarEn días en los que se habla de violencia machista, en meses en los que el Ministerio de Igualdad está en el ojo del huracán por la nueva ley del aborto, en tiempos en los que el intento conseguir que la mujer tengan las mismas oportunidades que el hombre ha dado lugar a una controvertida política de «discriminación positiva», se hace necesario revisar el últimamente denostado y tergiversado sentido de la palabra feminismo. El otro día tuve que escuchar las incongruencias de un cura que proclamaba que el machismo era tan malo como el feminismo. A punto estuve de levantarme e irme, pero obviamente mi prima no se lo merecía. No sé a qué clase de feminismo se refería, pero desde luego que no era el que yo conozco.
El feminismo no es la voz de una mujer antifemenina e intransigente que escupe su odio contra el hombre con la camisa remangada. Eso es lo que piensa un machista retrógrado y acomplejado. No, señor, el feminismo no es como el machismo, no es arrogante, no quiere anular al hombre, ni quitarle sus derechos. El feminismo no produce ciento y pico de muertes al año. El feminismo es un movimiento que ha dignificado a muchas mujeres del mundo, que ha logrado que se les reconozca su derecho al voto. Gracias a las feministas de décadas pasadas, esas a las que ahora se tacha de radicales, las hembras tienen acceso a los estudios y a los trabajos que antes estaban reservados para hombres. Gracias a ellas, ahora una mujer puede comprar una lavadora sin necesitar la firma del marido.
La política de igualdad puede ser más o menos discutible, pero lo que no es justo es que los que la critican aprovechen para desprestigiar de paso a un movimiento que está muy por encima de cualquier pensamiento político, de cualquier ideología. Un movimiento que lo único que ha reivindicado a lo largo del tiempo es el derecho de la mujer a ser considerada un ser humano. Las feministas son mujeres femeninas que salen a la calle con el rostro maquillado, que se ponen guapas, que usan tacones y que aman a los hombres. Que no se equivoque nadie, cuando piensan que nos ofende cuando nos llama feministas, porque ser feminista no es un insulto. Es un orgullo.