
Afganistán le estalla a Alemania
Caen el jefe del Estado Mayor y el secretario de Defensa por ocultar la muerte de civilesEl 'Bild' hace público un informe secreto sobre un ataque aéreo en Kunduz que segó más de 40 vidas de inocentes
Actualizado: GuardarEscándalo político y militar en Alemania. Una filtración al periódico 'Bild' acabó ayer de forma fulminante con la carrera del jefe del Estado Mayor, el general Wolfgang Schneiderhan, y obligó a renunciar al secretario de Defensa, Peter Wichert. La información también dejó al descubierto una oscura maniobra del ministerio que dirigía entonces Franz-Josef Jung para ocultar datos a la Justicia sobre las consecuencias de una operación militar ordenada por un oficial alemán el 4 de septiembre pasado en la región afgana de Kunduz, que costó la vida a 142 personas, más de 40 de ellas civiles.
El oficial de más alto rango del Ejército germano y el 'número dos' de Defensa cesaron de sus cargos a instancias del nuevo titular del departamento, Karl-Theodor zu Guttenberg, quien se enteró el miércoles de la existencia de un explosivo informe secreto en el que se revelaba que había claros indicios de que el mando militar y Defensa conocían que se habían producido víctimas inocentes poco después de concluir el ataque. Sin embargo, Jung afirmó durante varios días que en el operativo sólo habían perecido «terroristas talibanes».
La crisis estalló en medio de una sesión rutinaria del Parlamento Federal que había sido convocada para aprobar la prolongación de la misión militar en Afganistán. El debate pasó a un segundo plano cuando Zu Guttenberg comunicó al pleno las dimisiones del jefe del Estado Mayor y del secretario de Defensa. «El miércoles conocí la existencia de informes y noticias que fueron mantenidos bajo reserva en la pasada legislatura», declaró el ministro para justificar las decisiones que costaron sus cargos a Schneiderhan y Wichert, lo que confirmaba la exclusiva del 'Bild'.
Sin advertir a la Fiscalía
El informe que llegó a manos del rotativo, que leen unas doce millones de personas, pone en tela de juicio la honestidad política del ex ministro de Defensa y que ahora ocupa la cartera de Trabajo y Asuntos Sociales en el nuevo gobierno, pero también golpea al departamento que entonces dirigía Jung por ocultar a la Fiscalía los informes que recibió de lo sucedido en Kunduz .
Menos de veinticuatro horas después del bombardeo, el comando central del Ejército alemán en Postdam, que coordina todas las acciones militares en el extranjero, había recibido varios documentos enviados desde Afganistán donde quedaba claro que en la acción habían muerto civiles, entre ellos, varios niños. Pero, a pesar de ello, el ministro siguió negando la existencia de víctimas inocentes en varias entrevistas a la prensa germana. El 8 de septiembre, cuatro días después del sangriento ataque, Jung se atrevió incluso a defender en el pleno del Bundestag al coronel Georg Klein, el oficial que ordenó el bombardeo aéreo que causó 142 muertos.
En ese momento, Defensa ya sabía que el coronel había actuado apoyándose en las declaraciones de un informante que no se encontraba en el lugar de los hechos. Peor aún, la canciller, Angela Merkel, prometió poco después ante el Bundestag una «investigación exhaustiva» y que nada seria ocultado sobre lo ocurrido en Kunduz. La jefa de Gobierno desconocía por supuesto que el Ministerio de Defensa ya estaba ocultando detalles cruciales sobre el operativo.
Agrio debate
El encubrimiento provocó un agrio debate en el seno de la cámara legislativa, donde los partidos de la oposición pidieron la cabeza de Jung. «Si se demuestra que usted mintió deliberadamente al Parlamento Federal, su permanencia en el Gobierno es intolerable», clamó Frithoj Schmidt, portavoz de Defensa de los Verdes. «Usted, o es deshonesto o es incapaz», añadió.
Por su parte, Merkel manifestó que «siempre he presionado para que se aclaren las cosas totalmente». Además, la canciller expresó su «total confianza» en Guttenberg, y su «completo apoyo» para esclarecer lo sucedido. No obstante, sobre Jung, la canciller guardó un mutismo absoluto.
A pesar de las rotundas evidencias, el actual titular de Trabajo se negó a renunciar y señaló que siempre había informado tanto al Bundestag como a la opinión pública en forma correcta. Con respecto al documento secreto revelado por el periódico, Jung admitió que conocía su existencia pero no su contenido.