«Nos hemos dejado aquí la vida»
Poco después de las nueve de la mañana de ayer se apagó el último horno de la fábrica de botellas que ha estado activa 114 años en Jerez
JEREZ Actualizado: GuardarFue exactamente a las 9.07 minutos cuando el horno de la fábrica de botellas dejó de funcionar poniendo fin a una historia de 114 años de producción de vidrio en la ciudad de Jerez. Apenas dos horas antes se había dejado de alimentar el tanque en el que hasta ayer se mezclaban la arena, la sosa y la cal, una amalgama de la que nacía la 'lava' que luego se moldeaba en la línea de producción que ya se ha parado para siempre.
Los operarios que trabajaron por la mañana en la planta de Saint Gobain-Vicasa en Jerez fueron los últimos testigos de cómo las esperanzas y las posibilidades de futuro de esta planta se diluían y ya sólo quedaban unos escasos palés de botellas, ésas que se fueron grabando una a una con la hora de la 'defunción' de la fábrica y que muchos se llevaron como recuerdo y como símbolo de «todos los años y todo el sudor que les hemos entregado a esta empresa», apuntaban en un corrillo junto al horno ya apagado del que sólo caía un pequeño hilillo de 'lava'. La mayoría de los que trabajaron ayer dedicaron buena parte de la jornada a empezar a desmontar la maquinaría y a despejar las naves. Y mientras murmuraban la misma frase: «Qué pena. Nos hemos dejado aquí la vida».
Muchos de los empleados se acercaron ayer jueves a las instalaciones de Vicasa para despedirse, sobre todo los que pasarán a la prejubilación. Unos y otros iban entrando y salían poco después cargados con sus enseres personales, con los monos azules que vistieron hasta ayer metidos en bolsas, y dándose abrazos emocionados.
Pero cuando estalló de verdad el llanto de trabajadores y familiares fue a las 12 de la mañana, que fue el momento elegido por la plantilla, encabezada por Antonio Alba, presidente del comité, para escenificar el cierre de esta planta que en sus buenos momentos llegó a tener tres hornos activos y una plantilla de más de 1.000 empleados.
Junto a la garita de la entrada a la planta, en la que lucían tres velas en recuerdo de esos tres hornos ya apagados, Alba apenas pudo contener las lágrimas al calificar el día de ayer de «aciago» y «triste» para toda la ciudad.
Con la última botella fabricada en la mano, defendió la actitud de la plantilla, de la que dijo que «ha luchado como gato panzarriba» para evitar el desmantelamiento de esta factoría que es «todo un símbolo» para la ciudad.
Y aunque no pudieron salvarla, se felicitó porque los trabajadores que quedarán en el futuro Centro Logístico que Vicasa abrirá en Jerez «seguirán luchando» para incrementar el número de empleados previsto inicialmente.