Traficar con el deporte
Actualizado: GuardarLa desarticulación de una red de suministro de sustancias dopantes nucleada en Valencia y dirigida por un médico de origen peruano y sus allegados se ha saldado por el momento con once detenidos y ha puesto al descubierto otro importante montaje que alimenta el pernicioso circuito del doping en nuestro país. Aunque la operación Grial certifica el esfuerzo continuado de las fuerzas y cuerpos de seguridad, la apariencia de supermercado clandestino de preparados específicos, con toda la cadena de producción y distribución a su servicio, como la desmantelada ahora invita a sospechar que éste es un episodio más de otros que pueden permanecer ocultos. Porque la implicación de médicos, entrenadores, centros farmacéuticos, distribuidores y deportistas de élite en el consumo, administración y transporte de fármacos prohibidos teje una red de intereses que hace que el dopaje no sea ya un hecho tan excepcional. Por la gravedad que rezuma el caso y el riesgo de deterioro que supone para la imagen del deporte español es preciso que la Guardia Civil tire del hilo de esta trama hasta sus última consecuencias. El resultado que arrojen las investigaciones debería actuar como acicate para que la reiterada apelación a la tolerancia cero con el dopaje se plasme en una realidad contundente; que, además de aplicar las penas de prisión contempladas en el Código Penal, consiga el efecto disuasorio para que pese más que la tentación del enriquecimiento fraudulento. Nuestra actual legislación contempla al deportista tramposo como un sujeto pasivo del doping, aunque es obvio que constituye una pieza clave para que tan deleznable negocio encuentre demanda. Corresponde a los poderes públicos encontrar las vías legales y policiales más ajustadas al mal que se pretende combatir.