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Ahmadineyad ratifica en Caracas su alianza «estratégica» con Chávez

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El presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, y su anfitrión venezolano, Hugo Chávez, reafirmaron ayer en el palacio de Miraflores una amistad traducida en 270 acuerdos bilaterales millonarios y el apoyo de Caracas al desarrollo de un programa nuclear iraní con fines pacíficos.

El encuentro entre ambos mandatarios, como era de esperar, estuvo trufado de alabanzas mutuas en un tono casi almibarado. Mientras el líder bolivariano calificó la relación entre ambos países de «estratégica», para Ahmadineyad la unión entre «naciones revolucionarias» es «necesaria», palabras que para algunos expertos estaban dedicadas a EE UU. En cualquier caso fue más de lo mismo, puesto que el dirigente iraní acude a territorio venezolano como si fuera su propia casa dado que ya es la cuarta vez que lo visita. En esta ocasión culminaba una gira que comenzó en Brasil y Bolivia.

Chávez y Ahmadineyad ya se habían encontrado en Teherán hacía apenas dos meses. En esa visita oficial, el líder caribeño se comprometió a exportar desde el pasado octubre 20.000 barriles diarios de gasolina a Irán a un precio de 590 millones de euros pagaderos mediante depósito en un banco conjunto establecido en el país persa y que servirá de fondo a Caracas para comprar «equipamiento y tecnología». También se firmaron convenios para instalar fábricas de automóviles Venirauto en suelo venezolano o de bicicletas «atómicas», como las llamó Chávez.

Pero no todo tuvo un color tan amable. La llegada del presidente islámico estuvo coreada por protestas de la oposición que no impidieron, sin embargo, la celebración el lunes de un foro empresarial en el que representantes de más de setenta empresas de ambos países negociaron para ampliar oportunidades de negocios en campos como la industria, la energía y los sectores comercial y agroalimentario.

Además, la estancia de Ahmadineyad en Caracas fue repudiada por la Mesa de la Unidad, que agrupa a partidos opositores venezolanos y que calificó al presidente iraní de «indeseable dictador».