Un lugar donde se puede soñar

Es posible levantarse una mañana y mirarse a si mismo sin rubor alguno. En nuestra sección del ciudadano ha sido posible. Hoy el protagonista es el antiguo edificio que diseñara en los años cuarenta el arquitecto Fernando de la Cuadra y que, durante muchos años fue el cine Maravillas. Una vez cerrada la sala de proyecciones, pasó a ser una entidad bancaria que perteneció a Rumasa.

Y decimos que es posible mirarse a si mismo porque la redacción de LA VOZ está ubicada desde hace escasos meses en este emblemático edificio. Por su parte, la instantánea conserva todo el encanto de los años cincuenta. Los coches, los viandantes y la preciosa fachada original donde es posible leer la oferta cinematográfica que se colocó el día en el que se disparó la foto. Era costumbre, con grandes letreros, colocar el nombre de la película que se proyectaba cada día. Nadie negará que la coquetería y la elegancia del cine Maravillas hacía posible que la película fuera aún más bella.