Las últimas botellas jerezanas
El comité de empresa de la fábrica de vidrio y Vicasa firmaron ayer el acuerdo por el que hoy se apagará el único horno que permanecía activo
JEREZ Actualizado: GuardarEl 25 de noviembre, el mismo día en el que allá por el año 1491 el rey Boabdil pactara con los Reyes Católicos la capitulación de Granada, el comité de empresa de la fábrica de botellas de Jerez firmaba con la dirección de Vicasa el acuerdo por el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que supone el fin de la producción de vidrio en la ciudad y el cierre de una planta con 114 años de historia.
Las caras ayer en la fábrica eran casi de funeral. Y es que la mayor parte de los empleados de este centro tuvieron que despedirse durante la jornada del miércoles del que durante tantos años ha sido su lugar de trabajo y que ahora muere en un mes que, como comentaban algunos, sólo podía ser el de los difuntos.
El último horno que seguía activo en la fábrica, el único que sobrevivía de los tres que ha llegado a tener en funcionamiento, dejará de producir a lo largo de la mañana de hoy después de que en torno a las seis de la mañana se le dejen de aportar materiales y el gas necesario para la creación de la 'lava' de la que luego se fabrican las botellas. José, uno de los trabajadores que ayer se manchó por última vez las manos de grasa y que será uno de los que se prejubilen porque ya tiene los 55 años, lo definía de una forma muy gráfica: «Será como si dejaran de alimentar el horno, lo que hará que poco a poco se vayan agotando todos sus recursos hasta que muera definitivamente».
Por ese motivo, y pese a que el horno aún tardará un par de días en estar totalmente inactivo, durante el día de hoy sólo trabajarán los compañeros del turno de mañana, por cuyas manos pasarán los últimos recipientes de vidrio fabricados en Jerez, mientras que el resto finalizó ayer su actividad a la espera de que en enero se ponga en marcha el nuevo Centro Técnico y Logístico en el que van a trabajar varias decenas de estos empleados.
Una despedida
Mientras en la línea de producción iban ayer tomando forma las últimas botellas, los operarios vestidos con el mono azul miraban con melancolía la rítmica caída de los bloques de vidrio y echaban un vistazo a las instalaciones lamentándose, como resumió por todos el presidente del comité de empresa, Antonio Alba, de que «estos depredadores, esta multinacional, haya podido hacer y deshacer lo que le ha dado la gana sin importarle el trauma, el dolor y la desilusión que ha provocado en esta plantilla y en esta zona ya de por sí castigada por el paro».
Alba, acompañado por el comité de empresa y por muchos de los compañeros que después del mes de vacaciones de diciembre darán los primeros pasos hacia un nuevo futuro, se despidió ayer dando las gracias a toda la sociedad jerezano por su apoyo «durante 83 días de trabajo sin descanso y de lucha en los que se ha defendido con uñas y dientes el mantenimiento de esta industria». «No lo hemos logrado, pero al menos no se han llevado nuestra dignidad», añadió emocionado este líder sindical que será uno de los que se prejubile.
Junto a él, otros 43 compañeros ponen fin a su etapa laboral con una prejubilación «en muy buenas condiciones» hasta que se jubilen a los 65 años, pese a que la multinacional al principio sólo habló de dejar marchar a los mayores de 59 años (sólo serían 15).
Por otro lado, el comité ha logrado que en el acuerdo -que se firmó ayer con la dirección a las 10 horas en el Hotel Guadalete- se contemplen sólo 28 traslados, y todos ellos a la planta de producción de Alcalá de Guadaira, aunque la empresa tenía la intención de que los empleados pudieran acabar también en centros como el de Azuqueca de Henares (Guadalajara), el de Momblant (Tarragona), el de Burgos o el de Zaragoza.
Finalmente, la tercera pata del acuerdo ha sido el logro de que en Jerez vayan a quedarse 40 trabajadores de la fábrica -y no los 12 que quería Vicasa- para asumir las tareas del nuevo centro logístico, que incluye una línea de reescogido, un taller de moldes, un departamento para crear las etiquetas sleeve (fundas de las botellas) y un taller de reparación de máquinas de control.
A este respecto, tanto el secretario comarcal de UGT, Pedro Alemán, como el líder local de CC OO, José Manuel Trillo, recalcaron ayer que las condiciones del ERE han sido magníficas, pese al sabor agridulce «de que a partir de ahora en Jerez no se harán las botellas para embotellar el vino, sino los moldes para que sean otras fábricas las que las produzcan y luego las traigan aquí».
Sea como fuere, Alba quiso recalcar ayer que el acuerdo para el ERE, que todos calificaron de inmejorable y de un referente para el sector, se pudo firmar «cuatro días después» de conocidas las intenciones de la multinacional de cerrar la fábrica.
Sin embargo, explicó que la plantilla entendió que debía luchar por el mantenimiento de la actividad dada la singularidad de la histórica factoría, cuya continuidad era «algo muy importante no sólo para nosotros, sino para todos los jerezanos».
Y es que el presidente del comité de empresa dejó ayer muy claro que Saint-Gobain Vicasa se lleva «algo nuestro», que es además «irrecuperable». El de hoy será, desgraciadamente, un día histórico, «porque éste no es un cierre cualquiera».