De las pastillas contra la fogosidad al 'spray' milagroso
Actualizado: GuardarSi la aparición de la Viagra supuso un hito en la lucha contra la impotencia, el remedio a la eyaculación precoz promete ser igual de revolucionario. Pomadas, antidepresivos, estimuladores... Las farmacéuticas más poderosas del mundo lo han probado todo, pero no terminan de dar con la cura definitiva. La última invención es un 'spray' que retrasa seis veces la hora de llegar al orgasmo. O eso dice la Sociedad de Medicina Sexual de Estados Unidos después de probar el producto en más de 500 hombres. El laboratorio que desarrolló el fármaco, la división Sciele Pharma Inc de la firma japonesa Shionogi, pretende sacar al mercado el milagroso vaporizador el próximo año si las autoridades sanitarias lo permiten.
A la espera de recibir un nombre comercial, el medicamento ha sido bautizado con el nombre del prototipo: PSD502. En realidad, es una combinación de los agentes anestésicos lidocaína y prolocaína. Las primeras pruebas con el aerosol se remontan a finales de 2008. Un equipo internacional formado por urólogos de Reino Unido, República Checa, Hungría y Polonia probó el 'spray' en 300 varones, 100 de los cuales tomaron un producto placebo. Todos tenían algo en común: sin echar mano del vaporizador experimentaban el clímax antes del minuto de iniciada la penetración.
La mayoría de los pacientes tenía una media de 35 años y previamente había recurrido a otros tratamientos, como el 'Prozac' y otros inhibidores de la seronina que tienen como efecto secundario su capacidad para contener el eyaculado. Ninguno dio el resultado esperado. Tras hacer uso del PSD502, en cambio, los afectados se mostraban «bastante más satisfechos y menos angustiados».
Calidad de vida
Ejercer un mayor control sobre la fogosidad se ha convertido en una obsesión de muchos hombres, porque equivale a mejorar su calidad de vida. Está demostrado que, en no pocas ocasiones, la eyaculación precoz origina la ruptura de la pareja. El único fármaco eficaz a la hora de paliar esta disfunción sexual disponible en el mercado cuesta 12 euros y se vende en España desde julio bajo el nombre de Priligy. Necesita prescripción médica, motivo por el cual el envase de tres comprimidos con dosis de 30 ó 60 miligramos únicamente puede adquirirse con receta. ¿El problema? Que no está financiado por el Sistema Nacional de Salud y su coste se eleva a 35,50 euros.
«Antes de prescribirlo, el médico debe realizar una exploración exhaustiva. La historia médica del paciente ayudará a descartar posibles riesgos: efectos secundarios, contraindicaciones...», advierten en la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).