El empleo intenta salir del hoyo

Por el campo de Villanueva pasan en estos días sobre todo alemanes e ingleses. Los españoles, como las bicicletas, son para el verano. De verano a invierno, los que siempre han estado allí durante este año han sido las alumnas (y dos alumnos) del taller de empleo promovido por el Instituto de Promoción (Impro) del Ayuntamiento.

El taller se ha dividido en dos disciplinas: infraestructuras de jardines y animación turística. En el tiempo que se han llevado en las instalaciones, poca cosa les ha chocado. Si acaso una: «La manera en que se mueve el negocio, lleva mucha más organización de la que te puedes imaginar», refiere Beatriz Delgado, una de las alumnas.

Mari Carmen Palma está estudiando Turismo. «Cuando termine la carrera, tiene pensado hacer un máster sobre esto», habla contenta del cruce de caminos. «Es ahí al lado, en Málaga, pero es muy caro», se lamenta sin embargo.

En la parte de jardinería han aprendido a llevar adelante el mantenimiento de un campo, con hasta 14 ó 15 máquinas especializadas. «Yo hasta ahora sólo cuidaba de mis macetas, y a lo justo», bromea Yolanda Benítez, que afirma que le gustaría seguir en esto. «Mercado hay, lo que no hay es dinero», comenta resignada.

Emprendedoras

Ahora concluye su formación. Será el momento de mover curriculum. «Aquí ahora hay bastante personal», explica Yolanda en referencia al campo puertorrealeño, por lo que otra posibilidad sería lanzarse con un proyecto propio. De hecho, a lo largo del curso han asistido a alguna feria de emprendedores. «Pero ahora con la crisis no es posible», ataja.

Antes de a la jardinería, Juani Callealta se dedicaba a la sanidad, pero con el curso ha descubierto su vocación desconocida: «Yo ya he empezado a echar curriculum para trabajar en esto, hasta lo haría en un cementerio».