La recuperación
Actualizado: GuardarEstá íntimamente ligada la invisible recuperación, según dicen los que le siguen la pista, al éxito de la ley de economía sostenible. Lástima que sus argumentos no puedan sostenerse en pie.
Se caen por su propia base, que es el bloque de personas sin trabajo, ni esperanza de encontrarlo. ¿Cuándo empezará de verdad la recuperación? Quienes gozan de una vista de lince, hasta el punto de poder divisar las cosas que están más allá de sus despachos, discrepan enérgicamente sobre el ansiado final. Si pertenecen al partido gobernante creen que está al caer, pero los que militan en las filas de la Oposición están convencidos de que eso no será posible hasta que no caigan los otros.
Hay que estar atentos a los síntomas de salud financiera. Más vale prevenir que lamentar. La primera señal de recuperación es que se haya reducido la morosidad. Claro que no se sabe si se debe a que nadie tiene dinero para pagar sus deudas o los que aspiran a cobrarlas no quieren seguir contratando a «los hombres del frac».
Que se queden sin trabajo estos enlutados y tenaces personajes puede contribuir a incrementar las colas del desempleo. El uniforme de estos lúgubres caballeros sí que trae cola: dos mejor que una.
Mientras, el inevitable presidente del Banco Central Europeo reitera su fórmula: salarios más flexibles y moderados. El secreto de una economía que funcione es averiguar la cantidad exacta que hay que pagarle a cualquier trabajador para que siga haciendo su tarea sin desfallecer. A veces se cometen errores en el cálculo de resistencias, ya que los trabajadores no son flexibles y se rompen al doblarse. Cuando esto ocurre hacen un ruido muy desagradable, pero lo peor es que no hay manera de cumplir los requisitos del Pacto de Estabilidad.