A la alcaldesa le pilló el toro
Actualizado:Castigo de Dios. ¿A quién se le ocurre convertir la calle Ancha de Cádiz en la calle Estafeta de Pamplona? A Hollywood, naturalmente: el rodaje de la película Knight and day en la capital gaditana tuvo como aperitivo el espontáneo paseo de varias reses hasta la playa de La Caleta sin duda para darse un chapuzón bajo este verano prolongado como las rebajas hasta los aledaños de la Navidad.
«Las vacas del pueblo ya se han escapado, riau, riau», estarán ensayando ya los carnavaleros para los popurrises. Y lo hicieron sin que las autoridades avisaran a los viandantes del embolado de los toros, que no de los toros embolados. Y sin mayores medios de seguridad que un heroico municipal enarbolando una garrocha como si fuera Álvaro Domecq, pero desde un vehículo oficial más bien utilitario.
La ciudad que peleó contra la dictadura franquista para que le devolvieran la tradición de sus carnavales en febrero, se vende por cuatrocientos millones de euros cuando Sevilla percibirá diez mil noches de hotel y siete mil quinientos, entre una cosa y otra, sin necesidad de montar un encierro por la calle Sierpes, que era lo que inicialmente buscaba la productora.
El empeño era bueno. La meca del cine tan sólo pretendía lograr lo que soñara Fernando Villalón, que el mundo se dividiera en dos partes, Sevilla y Cádiz. Así, si todo transcurre finalmente como estaba previsto y no hay nuevas espantadas, lo suyo será ver a Cameron Diaz y a Tom Cruise a bordo de una moto o de un Smart, huyendo desde la sevillana Plaza Nueva hasta la calle San Pedro de Cádiz llena de vacas, que desembocará por arte de birlibirloque en la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería, donde por cierto los astados también decidieron abandonar el casting, obligando a los dobles de ambas estrellas a subirse a la reja como si fuesen almonteños.
Que lo que la pantalla grande haya unido, que no lo separe el hombre. Pero puestos a ser coherentes, uno cree que la oposición pierde el tiempo denunciando lo que es evidente: que a la alcaldesa Teófila Martínez también la pilló el toro porque tendría que haber adoptado las medidas que la legislación actual otorga a la Junta Local de Seguridad en materia de protección civil y no privatizar el pastoreo de los cuernilargos a cargo de la empresa de seguridad que habían contratado los peliculeros. A la vista de que nuestro gusto por los disfraces incluye un insólito desparpajo a la hora de prestarnos a los mamarrachos previstos por un guionista en California, lo que tendrían que proponer Rafael Román o Sebastián Terrada es que el Ayuntamiento aprobara una ordenanza para cambiar nuestros tradicionales atuendos de majos goyescos por el de mozo pamplonica con sus tradicionales pañuelos rojos y su traje blanco como homenaje a Mr. Propper.
Y como está visto que nuestra fiesta tiene un precio, lo mismo la gran industria cinematográfica está trabajando ya en una película de acción sobre los carnavales gaditanos cuyas localizaciones de exteriores serán fijadas en la capital Navarra: ya veo yo al prestigioso Orfeón Pamplonés, fundado en 1865, ensayando desde una batea las obras completas de Julio Pardo.