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Bush quiso atacar Irak antes del 11-S
La amenaza que suponía ya Sadam centra el inicio de la investigación sobre el papel de Reino Unido
LONDRES Actualizado: GuardarEl Gobierno británico, a diferencia del estadounidense, no se planteaba el derrocamiento de Sadam Hussein antes del atentado contra la Torres Gemelas en septiembre 2001, según se desprende de la primera sesión de la investigación pública sobre la guerra de Irak, celebrada ayer.
La pesquisa ha sido promovida por el Ejecutivo de Gordon Brown, presionado por el Parlamento, y una vez que las tropas de Reino Unido se han retirado del país árabe. A pesar de que anteriormente otras investigaciones analizaron algunos aspectos de la invasión, es la primera vez que se examinarán todos los detalles de la decisión más polémica y que más ha impactado en la política internacional durante las últimas décadas.
«Si el 11-S no se hubiera producido habríamos estado convencidos de que un refuerzo de las sanciones (en Irak) era el buen camino y hubiéramos continuando presionando para que regresaran los inspectores de armas», declaró ayer el que era en ese momento el presidente del Comité de Inteligencia del Parlamento, Peter Ricketts, ante una comisión de cuatro hombres y dos mujeres, liderada por el ex funcionario de carrera, sir John Chilcot. Entre otros aspectos de la investigación, muchos han puesto en duda la capacidad de Chilcot para tal cometido, al igual que la del resto de sus colegas, por no ser juristas a pesar de tener que analizar la legalidad de la guerra.
El antiguo funcionario quiso dejar claro ayer que «no se trata de un juicio», aunque a primera vista pueda parecerlo, y que la investigación pública no determinará quiénes son culpables o inocentes. Las precisiones de Chilcot han decepcionado a numerosas personas, sobre todo a los familiares de los 179 soldados que han muerto desde que Reino Unido acompañó a EE UU en la invasión de Irak en marzo de 2003. De hecho, para convencer a algunos de que testifiquen durante las sesiones públicas se les ha ofrecido inmunidad. «Las declaraciones que se hagan en el marco de la investigación no se usarán en procesos judiciales contra ellos», según puede leerse en el reglamento de la diligencia iniciada ayer.
Durante los próximos meses van a desfilar por el centro de convenciones Queen Elisabeth II de Londres decenas de testigos, desde funcionarios a ex militares, pasando por agentes de los servicios secretos. En definitiva, todos aquellos que jugaron algún papel en aconsejar o desarrollar la política del Gobierno británico de cara a la invasión. El testimonio que más expectación ha generado, sin duda, es el del primer ministro que llevó al país a la guerra, Tony Blair, pero también declarará su sucesor y en aquel momento titular de Economía, Gordon Brown.
Retraso de conclusiones
Precisamente ayer daban la bienvenida a los periodistas a las puertas del Palacio de Congresos tres individuos con máscaras que representaban a Blair, Brown y Bush, y cuyas manos estaban manchadas de pintura que simulaba sangre. Y es que pocos creen que estos tres líderes vayan a salir mal parados de una investigación que también ha sido criticada porque las conclusiones no se publicarán hasta después de las elecciones generales previstas para mayo o junio del año próximo. No hay fecha concreta, pero se apunta a finales de 2010.
John Chilcot prometió ayer que el comité «no se cortará a la hora de hacer críticas» en un informe final con el que pretende «contribuir de manera genuina a mejorar la manera de gobernar y la toma de decisiones». Aun así, muchos -desde los partidos de la oposición a ONG- han cuestionado hasta qué punto el consejo que va a dirigir esta investigación va a ser independiente del Gobierno si ha sido elegido por Downing Street.
Esta semana las sesiones se van a centrar en examinar la política de Reino Unido respecto al país iraquí desde 2001, las relaciones con la Administración Bush o las armas de destrucción masiva. Más adelante se abordarán aspectos como la conducta de los soldados sobre el terreno o incluso el equipamiento militar del Ejército, que tantas críticas ha generado durante los últimos meses.