A sus 97 años...

Con casi un siglo de vida es capaz de sobrevivir sin problemas a los avatares diarios. Supongo que a los 97 años el día a día debe ser distinto al que llevamos la mayoría de los mortales menores de esa edad. Todo se debe ver desde una perspectiva más amplia y los problemas tienen un cariz diferente, aunque lógicamente su visión de la sociedad actual difiera bastante de lo que desprende. Cuento todo esto porque afortunadamente puedo decir que tengo un familiar que ha alcanzado los 97 años con unas enormes ganas de vivir.

Las circunstancias de la vida y del momento hicieron que se dedicara ampliamente al cuidado de sus seres más cercanos y dejara a un lado la formación de una familia y la posibilidad de tener hijos. Ha tenido que soportar la marcha de todos cuantos la vieron crecer, pero no por ello se puede sentir sola.

Hace unos días lo comprobó. Más de setenta personas participamos en la celebración sorpresa de su cumpleaños. Hasta cuatro generaciones ha visto crecer, de momento, y nadie quiso faltar a una cita ineludible que estaba marcada en rojo en el calendario de todos nosotros. El cariño y la dedicación que ha puesto en darnos a cada uno todo lo que ha podido, no ha pasado desapercibido para nadie, porque en el fondo la familia aporta muchas más cosas de las que pensamos en algunos momentos de nuestra vida.

Desgraciadamente son muchas las personas mayores que no cuentan con el apoyo de sus descendientes en la actualidad. Muchos viven solos y desamparados, porque no hay tiempo para dedicarlo a tener esos detalles. Quizás esos valores se han perdido, pueden pensar algunos, pero lo cierto es que devolver el cariño a quien lo ha dado todo por ti es algo que debe agradecerse siempre.