Los damnificados presentan diez reclamaciones ante la Policía Local
La mitad son por daños a vehículos y las otras cinco, por miedo e indignación
Actualizado:Balance cualitativo: nervios, ansiedad y estupor. Cualitativo: dos heridos, cinco denuncias por la indignación y el miedo sufrido y otros cinco partes de daños a vehículos. Números y estados de ánimo combinados dan como resultado la crónica del día después. La jornada siguiente a la que muchos testigos aseguran pudo ser negra, la de la expectación, el interminable encuentro entre productora y Ayuntamiento, el juego del teléfono, la conversación monotemática y el espacio, por qué no, al buen humor.
Del análisis numérico se desprende, según facilitaron fuentes municipales, que al menos media decena de coches tienen la marca de alguno de los siete toros que, saltándose el guión, firmaron un encierro de algo más de cinco minutos por el centro de Cádiz hasta el Campo de las Balas. Allí, quedaron aparcados, pero en su camino ya había protagonizado varias escenas de auténtico pavor.
La inseguridad que reinó durante esos minutos eternos y las horas posteriores, previas al traslado de las reses a la finca Martelilla de Jerez, ha sido el argumento más esgrimido por los ciudadanos afectados. Algunos de ellos han formalizado su denuncia. Así, se ha constatado -hasta última hora de la tarde de ayer- cinco reclamaciones vecinales en la Policía Local. Todas ellas, tal y como ha podido saber este periódico, por ataques de ansiedad de los perjudicados. Indignación. Estado general de espectadores y comerciantes del recorrido de los toros.
Silvia Arrieta forma parte de los dos frentes. Desde hace cuatro años regenta un estanco en la Plaza San Antonio y asegura, «nunca he pasado tanto miedo». Se encontraba atendiendo a un cliente cuando percibieron el alboroto provocado por la estampida de los mansos. Entonces, se dio cuenta de que habían sido autoridades y productora los que habían «pasado por encima de los ciudadanos».
«Es una vergüenza. Estaba claro que estas medidas de seguridad iban a resultar insuficientes. Gracias que no ha pasado nada más grave», comenta. La estanquera afirma que ni ha firmado ni firmará ningún contrato para cerrar su establecimiento, entre otras razones, porque mantuvo una charla tensa con la alcaldesa y, según resalta Arrieta, no le aportó soluciones. La palabra que todos quieren oír.
Francisco Rodríguez, propietario de Dipan, tenía abierto su negocio de la calle Compañía cuando se produjo la carrera taurina. Inmediatamente, cerró el local. El resultado fue la pérdida de la venta de toda la tarde y 20 cajas de pan en la trastienda. «Estoy indignado, he pedido una solución inmediata y la productora asegura que se hará cargo de las pérdidas, pero aún desconozco en qué términos. Esto es un auténtico desastre», sentencia.