La mayoría de las denuncias han sido interpuestas por los dueños de los vehículos aparcados en el Campo de las Balas. / ÓSCAR CHAMORRO
Ciudadanos

Los damnificados por el encierro presentan diez reclamaciones ante la Policía Local

La mitad son por daños en coches y la otra por ataques de nervios Los comercios no abrieron por falta de comunicación

CÁDIZ Actualizado: Guardar
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Balance cualitativo: nervios, ansiedad y estupor. Cualitativo: dos heridos, cinco denuncias por la indignación y el miedo sufrido y otros cinco partes de daños a vehículos. Números y estados de ánimo combinados dan como resultado la crónica del día después. La jornada siguiente a la que muchos testigos aseguran pudo ser negra, la de la expectación, el interminable encuentro entre productora y Ayuntamiento, el juego del teléfono, la conversación monotemática y el espacio, por qué no, al buen humor.

Del análisis numérico se desprende, según facilitaron fuentes municipales, que al menos media decena de coches tienen la marca de alguno de los siete toros que, saltándose el guión, firmaron un encierro de algo más de cinco minutos por el centro de Cádiz hasta el Campo de las Balas. Allí, quedaron aparcados, pero en su camino ya había protagonizado varias escenas de auténtico pavor.

La inseguridad que reinó durante esos minutos eternos y las horas posteriores, previas al traslado de las reses a la finca Martelilla de Jerez, ha sido el argumento más esgrimido por los ciudadanos afectados. Algunos de ellos han formalizado su denuncia. Así, se ha constatado -hasta última hora de la tarde de ayer- cinco reclamaciones vecinales en la Policía Local. Todas ellas, tal y como ha podido saber este periódico, por ataques de ansiedad de los perjudicados. Indignación. Estado general de espectadores y comerciantes del recorrido de los toros.

Silvia Arrieta forma parte de los dos frentes. Desde hace cuatro años regenta un estanco en la Plaza San Antonio y asegura, «nunca he pasado tanto miedo». Se encontraba atendiendo a un cliente cuando percibieron el alboroto provocado por la estampida de los mansos. Entonces, se dio cuenta de que habían sido autoridades y productora los que habían «pasado por encima de los ciudadanos».

«Es una vergüenza. Estaba claro que estas medidas de seguridad iban a resultar insuficientes. Gracias que no ha pasado nada más grave», comenta. La estanquera afirma que ni ha firmado ni firmará ningún contrato para cerrar su establecimiento, entre otras razones, porque mantuvo una charla tensa con la alcaldesa y, según resalta Arrieta, no le aportó soluciones. La palabra que todos quieren oír.

Francisco Rodríguez, propietario de Dipan, tenía abierto su negocio de la calle Compañía cuando se produjo la carrera taurina. Inmediatamente, cerró el local. El resultado fue la pérdida de la venta de toda la tarde y 20 cajas de pan en la trastienda. «Estoy indignado, he pedido una solución inmediata y la productora asegura que se hará cargo de las pérdidas, pero aún desconozco en qué términos. Esto es un auténtico desastre», sentencia.

'Los lunes al sol'

Un lunes laborable que bien podría haber sido una tarde del sábado. Confusión y desinformación a partes iguales en los comerciantes de la calle Ancha, la vía que durante tres días iba a servir de escenario para el rodaje de la película protagonizada por Tom Cruise y Cameron Díaz, la fingida Estafeta pamplonica. Y se quedó en la calle de la duda. Apertura o clausura de los negocios, mensajes escritos que a las horas ya eran papel mojado y llamadas telefónicas. Muchas, para desenredar un embrollo que mantiene al sector asustado, escéptico y, sobre todo, hastiado.

La mañana amaneció con una imagen poco común. Decenas de establecimientos cerrados a cal y canto, y sus dueños y empleados pendientes de una nueva orden. O permiso. El que dio al final de la jornada del domingo Fomento a la Asociación de Comerciantes de Cádiz Centro Club de Calidad, presidida por Juan Tovar. Según el representante de la entidad, el aviso llegó tan tarde que no se pudo trasladar a todos los comercios asociados, de ahí el descontrol y la división. Mitad de la calle comercial con las puertas abiertas y la otra mitad con el doble cerrojo (el que se echa todos los días y el del pseudo burladero que instaló hace días la productora).

Uno de los comercios que pudo abrir desde primera hora fue la librería Quorum, aunque con una merma del personal. «Habíamos dado descanso a algunos trabajadores y ya no íbamos a llamar a nadie», contaba Pedro Rivera, propietario de Quorum y secretario de la asociación de comerciantes.

Al mediodía, más de una veintena de comercios estaban con el cartel de cerrado. Algunos por decisión empresarial, otros por la imposibilidad de recuperar a sus empleados y otros muchos por falta de información, la principal queja que emitieron y siguen lanzando los interesados.

Elvira Flores, dueña de la tienda de la firma de calzados y bolsos Salvador Ballester, empezó a trabajar a las 11.30 y gracias a que ella misma llamó a la asociación. «No se han preocupado por nosotros, nadie ha venido a hablar. Esto ha sido un trastorno desde el primer día, esto es, desde hace dos semanas, que fue cuando nos enteramos del rodaje», denunciaba la empresaria.