
«Aún no ando sola por la calle»
Ana María y Estrella, dos víctimas de violencia de género, cuentan cómo durante años sufrieron las vejaciones de sus parejas. Animan a otras mujeres a denunciar
CHIPIONA Actualizado: GuardarEstá a punto de cumplir 31 años y desde los 16 es víctima de violencia de género. Casi la mitad de su vida. Al principio no era consciente de ello. «No me dejaba ponerme faldas cortas, ni maquillarme, ni que saliera con mis amigas. yo pensaba que si era celoso, era porque me quería. Para mí era algo normal, era mi primer novio». A los 20 se quedó embarazada y cuando tuvo a su hijo se fue a vivir con él. «Había empezado a frecuentar malas compañías y ahí fue donde lo conocí. Me quiso pegar con mi hijo en brazos. No esperé ni que pasara la cuarentena y me fui a casa de mi madre sin dudarlo». El calvario no hizo más que comenzar: amenazas, insultos, vejaciones, acoso y hasta un intento de atropello. «Estuvo en casa de mis padres haciendo destrozos, le dio un navajazo a mi hermano y a mí sólo me ha dejado tranquila durante el tiempo que ha estado en prisión por otros asuntos. Dice que yo soy suya, que le pertenezco».
Esta historia, que podría ser la de cualquier mujer víctima de la violencia machista, tiene nombre propio: Ana María Rodríguez. En los diez últimos años su ex pareja le ha agredido físicamente varias veces y ella le ha denunciado en casi 30 ocasiones. «He tenido dos órdenes de alejamiento, pero no han servido para nada». Su hijo ha sido víctima indirecta del drama. «Ha estado recibiendo tratamiento psicológico y no quiere saber nada de su padre. Yo siempre le digo que cuando quiera estar con él yo lo llevo. Pero no quiere».
Pese a que su agresor aún no la ha dejado en paz, Ana María ha logrado rehacer su vida y tiene pareja desde hace cuatro años, pero le ha costado mucho salir del agujero. «Al principio tenía muchas dificultades para salir, relacionarme con amigos y divertirme. Nunca salía a la calle sola, temía que él apareciera en cualquier momento. Y aún a día de hoy nunca me verás caminando sola por Chipiona, si voy sola cojo la moto».
El miércoles, día Internacional Contra la Violencia Hacia las Mujeres, participará en los actos programados por el Centro de la Mujer para denunciar esta lacra social. «Todo el mundo debería asistir porque este problema es de todos. A mí me han pegado delante de testigos, y no se han involucrado. Eso tiene que cambiar».
«Hay que decir basta»
Estrella Carpallo, presidenta de AMUEL -Asociación de Mujeres Emprendedoras y Luchadoras- dice que el caso de Ana María «es el del típico agresor que no te deja vivir tranquila. A él no le importa ir a la cárcel o tener órdenes de alejamiento, porque cuando salga va a ir otra vez a por ella». AMUEL aglutina a un centenar de mujeres en Chipiona y varios hombres que también han sido víctimas de malos tratos. «Tenemos que estar unidos. Hay que rebelarse y decir basta. Afortunadamente lo vamos logrando poco a poco, pero aunque parezca increíble, aún existe un gran complejo con el qué dirán, sobre todo en los pueblos pequeños». Estrella también sabe lo que es ser víctima de violencia de género. Su caso fue distinto, ella se casó después de nueve años de noviazgo y todo marchaba bien hasta que comenzó a trabajar fuera de casa por las dificultades económicas que atravesaban. «Yo era limpiadora y traía a casa más dinero que él. Entonces comenzaron los celos, que yo antes veía normales, y a tratarme con muy malos modos cuando le ponía la comida, o por cualquier excusa. Los fines de semana se marchaba el viernes y no aparecía hasta el domingo o el lunes. Quemaba todo el dinero. Los enfados, los insultos, las vejaciones y la discordia eran constantes». Después de ocho años, Estrella se decidió a denunciar. «Fue un día de Reyes que llegó por la mañana y le recriminé que no le hubiera puesto los regalos a su hija. Le pedí el divorcio y me agarró del cuello. Entonces la niña comenzó a chillar y él me soltó. Llamé a la Guardia Civil y se lo llevaron».