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Rusia apuesta por usar armas nucleares de forma preventiva
« Dependerá de las intenciones del enemigo », dice el encargado de seguridad
CORRESPONSAL. MOSCÚ Actualizado: GuardarNo hay otro personaje entre los dirigentes rusos que mejor encarne el espíritu impenetrable y maquinador del régimen de Vladímir Putin que Nikolái Pátrushev, actual jefe del Consejo de Seguridad ruso y director del FSB (antiguo KGB) hasta el año pasado. Más frío y despiadado que su mentor, Pátrushev creó el orden implantado en Rusia por los chekistas (agentes de los servicios secretos).
Él y Putin coincidieron en la misma academia del KGB de Leningrado. Hasta se parecen: aspecto gris, labios finos y gélida mirada. Pero es un hombre intrépido. En 2003, ascendió al Elbrus (5.642 metros).
Ahora, como jefe de la seguridad, Pátrushev ha redactado el documento que contiene la nueva doctrina militar rusa. La innovación más llamativa del plan es que «Rusia se reserva el derecho de emplear armas nucleares de forma preventiva en una situación crítica». «Todo dependerá de las intenciones del enemigo», afirma en el diario Rossiiskaya Gazeta.
Las principales amenazas que este espía ve para la seguridad de Rusia son «la ampliación de la OTAN (...), la lucha por los recursos naturales en el Ártico y las pretensiones territoriales de Japón sobre las islas Kuriles». Para él, sin embargo, no constituyen ningún peligro Corea del Norte e Irán, ni los talibanes, pese a que algunos países aliados de Moscú, como Tayikistán, Uzbekistán, Kirguistán o Kazajstán, sí temen a estos últimos.
Pátrushev fue la mano derecha de Putin y dirigió la inteligencia entre 1999 y 2008. Llegó a estar en la lista de candidatos a ocupar el sillón presidencial. Pero, a pesar de que el jefe supremo no ha perdido la confianza en él, se le observa ya en un segundo plano.
Y es que Pátrushev acumula muchos errores. Entre los más sonados figuran los sangrientos desenlaces de los secuestros en el teatro Dubrovka (Moscú) y en la escuela de Beslán (Osetia del Sur). E incluso sospechas de estar detrás de espeluznantes atentados terroristas, que se habrían atribuido a la guerrilla chechena para justificar el comienzo, en el otoño de 1999, de otra guerra en la conflictiva república separatista. Todo ello para facilitar la llegada de Putin al Kremlin.
Su contribución a la mala imagen de Rusia se debe también a que Pátrushev ha sido un azote para las organizaciones de derechos humanos, «un instrumento de Occidente para debilitar el Estado», acusa.
Tiene fama de buen marido y padre. Su esposa, Natalia, es médica. Dmitri, el hijo mayor, dirige el departamento de riesgos en un importante banco ruso. Mientras, Andréi, el pequeño, se graduó en la Academia del FSB, pero ahora es consejero de la petrolera estatal Rosneft.