El Cádiz sale vapuleado de Girona tras un partido para olvidar

Javi Gracia perdona. Y también olvida, porque si no no se entiende que una semana después del despróposito de Villarreal volviera a renovar la confianza en la inmensa mayoría de los jugadores que le fallaron ante el filial. El pamplonica sólo castigó a Enrique y Abraham (para dar entrada a Caballero y Nano) en un once que sólo se mostró distinto al de hace siete días en los primeros 45 minutos ante el Girona. Porque el resto de los 90 es de psicoanalista.

Hasta cuatro goles le cayeron a un equipo que sigue adoleciendo de alma, de carácter, de sangre, de vergüenza, de hombría incluso. Inexplicablemente, la única línea del once que se quedó sin revolucionar fue la defensa, que para colmo se vio perjudicada por la inseguridad que mostró desde el inicio un Zlámal que dejó a su entrenador a los pies de los caballos.

El dominio de los de Gracia duró hasta el 25 de partido porque a raíz de ahí el encuentro entró en unos derroteros incontrolados. Los ida y vueltas de precipitaban pero las porterías se mantuvieron intactas.Los del enrenador navarro firmaro una segunda parte nefasta y condenada al olvido.

Futuro dudoso

Esta goleada, más allá de un nuevo varapalo que deja contra las cuerdas a Gracia, deja claro que este equipo necesita de un líder, alguien que convierta la apatía en ganas y la tristeza en alegría. No hay alma, no hay tensión, no hay cabreo, no hay enfado, no hay nada de nada. Este vestuario pide a gritos un cambio de mentalidad.