AL AIRE LIBRE

Colapso municipal

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Cada día nos despertamos en Jerez con nuevos sobresaltos que nos hablan de la difícil situación del Ayuntamiento, a pesar de las nada tranquilizadoras palabras que siempre surgen atajando los malos augurios. Unos no cobran, se ejecutan embargos, se atrasan pagos. . Hace algunos meses la Federación Andaluza de Municipios y Provincias ya reconocía que más del sesenta por ciento de las entidades locales tienen problemas para pagar las nóminas. Y en Libertad Digital los términos en torno a Jerez y a su situación daban pocas esperanzas de tranquilidad. Se leía textualmente: «el Ayuntamiento jerezano está a punto de reventar». La concatenación de causas que provocan esta situación es común: deuda excesiva, plantillas sobredimensionadas y gastos de personal que superan los ingresos por impuestos. Pasaron los tiempos de la censura en estos temas, del Jerez feliz que caminaba hacia el futuro, del sacar pecho y de escenificar cada día una realidad virtual, un Jerez-Matrix gobernado por un inderrotable. Lo raro es que quienes ahora nos gobiernan tuvieran tan escasa o nula información al respecto que anduviesen con ganas de meterse a gobernar esta ciudad a punto de colapso. Puede que no lo supieran, explicación que sólo es admisible en el Reino de Babia. Puede que lo supieran pero no les importó el riesgo, con lo cual demostraron un insobornable afán de servicio a los demás, ajeno por tanto a cualquier apetencia desnuda de poder y escalamiento político (tampoco me lo creo). Puede que pensaran que desde arriba iba a haber ayuda, pero todo indica que Pilar Sánchez no goza en el partido de una aceptabilidad tal que le permita navegar con calma por los rojos mares del socialismo. Esto es ya más creíble. En todo caso también hay otras causas, y estas tienen que ver con planteamientos globales, con formas de entender la política, con prácticas de clientelismo que han proliferado cancerosamente en nuestras maneras cotidianas de servirse de la cosa pública. Está visto que desde el Imperio Romano no hemos aprendido nada. Ni siquiera a combatir debidamente contra la piratería.