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Policías de fronteras israelíes inspeccionan las pertenencias de palestinas cerca de la Tumba del Patriarca en Hebrón. / AFP
MUNDO

Rebelión militar en nombre de la torá

Alarma en el Gobierno y el Ejército israelíes por el aumento de soldados que se niegan a desalojar a los colonos por la fuerza

LAURA L. CARO
CORRESPONSAL. JERUSALÉNActualizado:

Lo ha dicho el primer ministro de Israel, Benyamin Netanyahu: «Actuaremos contra esto de todas las formas posibles. Nuestras vidas dependen del Ejército». Y ese Ejército salvador, considerado uno de los más potentes y cualificados del planeta, ha vuelto a dar síntomas de que encierra en sus filas el germen lento de una rebelión, que el Gobierno teme podría producir el colapso de sus Fuerzas Armadas.

Puede ser el principio de un motín espoleado por rabinos extremistas, que desde las llamadas hesder yeshivas -las 52 escuelas en las que 7.500 soldados combinan el servicio militar con los estudios talmúdicos- parecen estar triunfando en su llamamiento a que la tropa desobedezca toda orden que suponga sacar por la fuerza a judíos de los asentamientos. La iniciativa ya prosperó en 2005, cuando numerosos jóvenes uniformados se negaron en nombre de la torá (ley hebrea) a participar en la evacuación de Gaza, recibiendo por ello castigos de los mandos, pero también dinero en compensación de organizaciones religiosas ultraderechistas.

Lo desconcertante es que el pulso se ha reiniciado ahora, cuando ni hay mandato del Gobierno, ni se espera, de desalojo masivo de asentamientos. Pero aun así, el jueves por la tarde, un puñado de soldados de una base de entrenamiento de reclutas de la Brigada Kfir, que opera casi siempre en Cisjordania, conseguía desplegar una pancarta con la leyenda «Kfir no evacua judíos», que cortaba la respiración a los jefes militares. Porque van tres protestas similares en menos de un mes y el temor es que no cesen.

Símbolo de resistencia

La alarma saltaba a últimos de octubre, cuando en una ceremonia de graduación celebrada en el Muro de las Lamentaciones, militares también de reemplazo del batallón Shimshon enclavados en la misma brigada Kfir colgaban de improviso un primer cartel en el que ya advertían «No evacuaremos Homesh», en referencia a una colonia desmantelada con gran ruido en el verano de 2005 y convertida ya en símbolo de la resistencia a abandonar los territorios ocupados. Una decena de jóvenes uniformados eran castigados, dos de ellos con sentencias presuntamente ejemplares de 30 días de prisión, incapacitación para ejercer en posiciones de combate y degradación de sargento a soldado. Ambos son estudiantes de la hesder yeshiva del rabino Elyakim Levan, en Alon Moreh, quien defendía la «recta postura» de sus pupilos clamando: «El paso que dieron los soldados es un paso que todos los soldados dan cuando se hace un intento de coaccionarlos contrario a su fe, y les arrastra a la política».

Los intentos de llamar a la calma en las Fuerzas Armadas y en el Gobierno no han conseguido ocultar la preocupación. «Los rebeldes deben ser expulsados del Ejército. Rechazar órdenes es destructivo para el sistema, en el Ejército no hay libertad para elegir las misiones», ha advertido el general de Brigada Avi Ronsky. Y el ministro de Defensa, Ehud Barak, amenazaba el jueves con «derribar» las hesder yeshivas cuyos rabinos están promocionando las órdenes de desobediencia.