Sentado con su esposa y su perro. / ARCHIVO HISTÓRICO DE GONZÁLEZ BYASS
mis familias preferidas

El mejor embajador de Jerez en India y Rusia

Pedro Nolasco González Soto introdujo en España las prácticas del polo y el tenis

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Continuando con el recorrido retroactivo del apellido González, recalamos hoy en el hijo del fundador de las bodegas de González Byass. Al hacerlo e indagar en esta dinastía no tenemos por menos que pensar que las cosas no ocurren por casualidad, mucho menos la trayectoria vital de una familia, la que es labrada a través de unas cualidades intelectivas que han propiciado la ejemplar evolución comercial y empresarial llevada a cabo por cada uno de los miembros que en cada generación ha recaído los destinos de la empresa y que, como botones de muestra, hemos querido traer durante tres semanas a las páginas de LA VOZ.

Pedro Nolasco González Soto, padre de Manuel María González Gordon y abuelo de Mauricio González Gordon, fue un hombre de singulares características personales, quien como sus descendientes, cumplió un papel fundamental para la firma durante los años en que trabajó para ella. Nació en Jerez el 26 de septiembre de 1849 en el número 30 de la calle Francos, casa que fuera propiedad de la familia Romano y anteriormente residencia de los Condes de Fuenrrubia. Fue bautizado el 29 de septiembre en la iglesia de San Marcos. Estudió en nuestra ciudad, recibiendo la educación primaria con profesores particulares.

Al cumplir los diez años su padre quiso que recibiera una formación clásica por lo que lo mandó a Tours -Francia- poniéndolo en manos de Augusto Goupy, presbítero galo que le dio clases de filosofía y de las lenguas madres, latín y griego, amén de la francesa, la que dominó con perfección. A los 14 años y con ocasión de celebrarse en Inglaterra la Exposición Universal de 1862 acompañó a su padre a dicho país quedando impresionado con la muestra. Una vez allí fue matriculado por su padre en el afamado Edwards College de Everton en donde obtuvo una completa y exquisita formación, como la prueba el premio obtenido apenas transcurrieron dieciocho meses de su ingreso: The Elocution Prix, o lo que es lo mismo, el premio a la elocuencia, debido al dominio de la lengua y a la facilidad conseguida para expresarse en inglés.

De Inglaterra viajó a Alemania, en donde alternó el trabajo con el estudio del alemán, permaneciendo en aquel país por espacio de unos años. Corría el año 1866 cuando con apenas 17 años regresó a Jerez para entrar a trabajar en la bodega familiar. Dados sus conocimientos en idiomas le fue encargado trabajar en pos del mercado exterior, por lo que desarrolló una importante actividad comercial por toda Europa. Pedro Nolasco fue poseedor de una arrolladora personalidad, distinguiéndose por su simpatía, fluida conversación y facilidad para el trato y los negocios, terreno en el que destacaba su capacidad de persuasión y convencimiento. Se cuenta que, debido a su afición al arte y las antigüedades, tenía contactos frecuentes con anticuarios y chamarileros que acudían a ofrecerles sus piezas, las que gracias a su facilidad para el trato, siempre conseguía a un precio más que favorable; que de no llegar a un acuerdo invitaba al anticuario a ceder en su postura, jugándosela a cara o cruz, para lo que sacaba una moneda de oro con la que siempre ganaba, por lo que llegó a decirse que la moneda estaba trucada, o que poseía dos monedas y una de ellas tenía dos caras.

Por el mundo

Viajero infatigable, atravesó Europa visitando países a donde jamás había llegado el jerez. Debido a su domino de diversas lenguas tuvo audiencias con reyes y príncipes, relacionándose y alternando con destacadas personalidades y miembros de las más renombradas familias europeas, con las que posteriormente mantuvo relaciones comerciales y de amistad por años. Estas notabilísimas capacidades lo hicieron el mejor embajador de Jerez en países tan lejanos como India o Rusia. Ni que decir tiene, que sus cualidades y facilidad para el comercio y los negocios propiciaron que las bodegas González Byass tuvieran pedidos de miles de cajas de vino que redundaron en ganancias para el negocio fundado por su padre. Una vez introducidos, sabedor de la calidad de sus productos, era capaz de denegar un segundo pedido aludiendo que sus soleras estaban agotadas, por lo que tendrían que esperar al año siguiente en el que sólo serviría un mayor número de cajas y a un nuevo precio.

Pedro Nolasco González Soto fue gran amante del deporte y de las actividades al aire libre, siendo quien introdujera en España el juego del Polo y el tenis, trayendo las medidas y construyendo en nuestra ciudad las primeras canchas y pistas para llevar a cabo estas prácticas deportivas. Como gran aficionado a la cacería fue el que trajo a Jerez la modalidad del Tiro de Pichón, debiéndose a él la gran afición que siempre hubo en nuestra ciudad a esta disciplina deportiva, la que en ocasiones practicó con S. M. el Rey Don Alfonso XIII.

Fue cónsul en Jerez de Noruega y Suecia así como vicecónsul de Alemania, Portugal y Brasil.

Su casa, ubicada en lo que hoy es el colegio de Jesús María El Cuco, era lo que ahora podríamos llamar un hotel residencia, ya que, debido a que por entonces Jerez carecía de un hotel de prestigio en que alojar a los personajes que nos visitaban, Pedro Nolasco la ofrecía cordial y desinteresadamente. En ella pernoctaron y residieron inventores de la talla de Marconi o escritores, viajeros y pintores de la categoría de Joaquín Sorolla y Bastida, que incluso pintó dos telas de los viñedos que por entonces circundaban El Cuco, lienzos que hoy se encuentran colgados en Madrid en la casa-museo del pintor. Aunque más tarde y en agradecimiento al Marqués por su hospitalidad, le pintara un cuadro cuya temática es un patio andaluz, el que actualmente se encuentra en posesión de uno de sus herederos.

Como padre de trece hijos, entre familiares, visitantes, amigos y allegados, su casa era siempre un bullir de personas, sobre todo a la hora de comer en la que, como hombre de orden, estableció unas normas de entre las que destacaba la puntualidad, de tal forma que si alguien se retrasaba, debía de pagar una pequeña sanción, cantidad que habría de abonar antes de sentarse a la mesa introduciéndola en una hucha colocada para tal efecto en el propio comedor, siendo tal recaudación destinada a una institución benéfica jerezana.

Tal como nos lo revelan las crónicas de la época, Pedro Nolasco tuvo que ser un hombre inquieto y lleno de vitalidad, el que a tenor de sus tempranas actividades financieras y comerciales -con apenas 20 años ya había recorrido Europa vendiendo jerez-, debió de gozar de gran capacidad intelectiva, talento que le valiera para que en el 1919 el Rey Alfonso XIII le concediera el título de Marqués de Torresoto de Briviesca. Siendo también Gentilhombre de Cámara de S.M., Gran Cruz de Carlos III, Cruz de Isabel la Católica, gran placa de la Cruz Roja Española, entre otras distinciones.

Contrajo matrimonio con María Nicolasa Gordon, distinguida y bellísima señora descendiente de una noble familia escocesa. El Marqués de Torresoto de Briviesca falleció el 3 de julio de 1946, dejando un hondo recuerdo en todos aquellos que lo conocieron y trataron.

Todo el documento gráfico de estos tres artículos ha sido cedido por la fototeca del archivo histórico de González Byass.