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«Ha sido un hándicap para el colegio»
El derribo de la vieja prisión abre nuevas perspectivas de futuro para el centro Nuestra Señora de La Paz
JEREZ Actualizado: Guardar«Estamos felices porque vamos a dejar de ser el colegio de la cárcel». Es el resumen del sentir de la comunidad educativa del CEIP La Paz, en la popular barriada de La Asunción. Este centro escolar con medio siglo de vida ha convivido muro con muro con el penal que ya sí tiene los días contados. Según la presidenta de la asociación de madres y padres, Geli Sánchez, «la cárcel siempre ha sido un hándicap para el colegio y para todo el barrio».
Después de mucho tiempo de espera, la portavoz de las familias estaba ayer «muy contenta», sobre todo, porque se habían reunido ayer con ellos para informarles del proceso, en referencia al encuentro que mantuvieron ayer con la delegada de Educación, Blanca Alcántara, y la diputada Mamen Sánchez, en el mismo centro educativo. «Antes de que empiece la demolición a finales del mes de enero, la empresa se va a reunir también con nosotros para que los padres estemos bien informados de qué pasos se van a ir dando en cada momento», indicaron.
Polvo y ruido
A pesar de que se sienten respaldados por los políticos, desde la AMPA confesaron algunos temores lógicos ante la inminente llegada de las piquetas, además del ruido y el polvo propios de cualquier obra: «Estamos un poco preocupados porque en cuanto empiecen a trabajar, de allí saldrán ratas y de todo. Por eso, queremos que la Delegación de Medio Ambiente actúe antes. En cuanto aquello se deja ir un poco, es normal que salgan bichos».
El barrio de La Asunción presenció la construcción del colegio y de la cárcel casi de forma simultánea. El penal empezó a funcionar en 1962 y el centro escolar fue construido y abierto aproximadamente por las mismas fechas -quizás un poco después que el penal- aunque no fue inaugurado de forma oficial hasta 1967 por el que entonces era el obispo de Jerez, Monseñor Cirarda. Hoy tiene 277 alumnos repartidos en once unidades de Educación Infantil y Primaria y empieza a desembarazarse de esa imagen que tanto le ha perjudicado a lo largo de toda su historia. «El colegio está empezando a tomar otro nombre. Es un centro en el que se trabaja muy bien», aseguró Sánchez que recordó que «hay quien no ha querido venir a estudiar aquí por culpa de la cárcel».
Futuro
Además de que desaparezca un edificio abandonado que sólo puede llevar problemas al colegio y las calles cercanas, el CEIP Nuestra Señora de La Paz ve en el derribo nuevas oportunidades de futuro. Ya hace algún tiempo que la dirección del centro escolar presentó un proyecto por el que proponían ampliar el patio de recreo con la cesión de parte de los terrenos que hasta hoy son propiedad del Ministerio de Defensa y que llevan en desuso desde el año 2000.
La reunión de ayer fue incluso un poco más allá ya que el centro se plantea ahora la construcción de nuevas aulas, un deseo que los representantes trasladaron a la titular provincial de Educación. Eso sí, «esto va más para largo», confirmó la presidenta del colectivo de madres y padres.
«La cárcel, además del estado de abandono en el que está, es un símbolo de represión, y que parte de sus terrenos se utilicen para un uso educativo es muy bonito», continuó la presidenta.
«Llevamos más de dos años pidiendo el derribo de la cárcel. Lo cierto es que, aunque se dijo que se iba a derribar en octubre, no se ha retrasado mucho por lo que estamos contentos», continuó Geli Sánchez. Cuando las palas entren en la vieja cárcel, el CEIP Nuestra Señora de La Paz se deshará para siempre de aquello de «el colegio de la cárcel».