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Una buena clasificación

MANUEL ALCÁNTARA
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España ha obtenido un honroso puesto 16 en el ranking de naciones más felices del mundo. ¿Quién se lo iba a decir a los españoles? En la investigación sobre ese estado anímico que se complace al contemplarse han intervenido 148 países y se han utilizado distintos indicadores. ¿Cómo se mide la felicidad? Bertrand Russell, que escribió un célebre libro suministrándonos varias pistas para encontrarla, habla en primer lugar de las cosas que hacen desgraciada a la gente: la envidia, el aburrimiento, el miedo a la opinión pública, el sentido del pecado. Después considera las circunstancias que la hacen posible: el entusiasmo, el cariño, la resignación. incluso incluye al trabajo en esa bienhechora nómina. Más sencilla me parece la fórmula de don Antonio Machado, que nos dijo que para ser feliz sólo hacen falta dos cosas: una buena salud y la cabeza vacía.

No sé cómo no se le ha dado más publicidad a esta Liga de la Felicidad que en tan buen lugar nos ha dejado. Se conoce que la Liga futbolística lo absorbe todo. Pero lo más intrigante es el reglamento. Los griegos decían que no es posible ser feliz sin ser sabio, honrado y justo, pero no nos mostraron a nadie adornado con esas cualidades que fuera feliz. Quizá la felicidad sea una ráfaga. Un viento que nos da de pronto en la cara, como si alguien se hubiera dejado entreabiertas las puertas del paraíso. A mí me ocurrió ayer sin ir más lejos, a la caída de la tarde, cuando me enteré de que habían sido liberados nuestros pescadores. Brindé por ellos, yo solo, pero como hay que compartir la alegría, seguí brindando. Menos por los atunes y los piratas y los armadores del Alakrana, brindé por todos. Quizá por eso es por lo que hoy me duela un poco la cabeza, pero no lo creo. Soy un viejo lobo de bar. Y de casa.