fútbol | amistoso

Dulce regreso a Viena

La selección se despistó al principio pero reaccionó con grandeza ante una Austria ramplona y más de una hora en inferioridad (1-5)

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Del Bosque tendrá que pensar mucho para elegir a los 23 mundialistas, acertar y ser justo, ya que todos los que salen desde el banquillo responden, los nuevos se afianzan y los diferentes sistemas que se ensayan funcionan. La puesta a punto para el Mundial es tan extraordinaria que asusta.

Con mosaico incluido en los prolegómenos, homenajeó a los campeones. Cumplió la promesa lanzada cuando se coronaron reyes de Europa. Diez de los titulares elegidos por Del Bosque estuvieron en la Eurocopa y siete de ellos en el equipo inicial dispuesto por Luis Aragonés en la final ante Alemania. Villa no participó entonces por lesión pero quiso resarcirse con un partido espléndido en el que marcó dos goles con la zurda y se benefició de la media de seda española, de un Iniesta y un Silva que no tienen parangón en el fútbol mundial a la hora de trazar diagonales y enviar unos pases entre líneas que son medio gol.

Del Bosque quería contentar a todos y por eso rotó. Introdujo de inicio cuatro cambios, tres de ellos en defensa, y apostó en la zona ancha por Cesc. El damnificado fue Xabi Alonso, ya que Busquets se mantiene como medio de cierre fijo en ausencia de Senna. Los jugadores locales tenían menos ganas de fiesta y relajo que sus adversarios, y que su hinchada. Para ellos, medirse a España era como una final. Temían ser humillados. Por eso se emplearon con cierta dureza. Pero no se encontraron con un árbitro tan permisivo como el irlandés que pitó ante la albiceleste.

Salieron con fuerza los centroeuropeos y se aprovecharon de otro despiste de España en defensa, esta vez tras un saque de banda. Una indecisión y un remate que entró con suerte, ya que golpeó en Ramos. Un mal arranque que venía bien para medir la capacidad de reacción. Y la conclusión resultó sobresaliente.

Media de seda

Herida en su orgullo, España dio la vuelta al partido en un periquete. Y con goles magníficos, pases que hubiera firmado el mejor Laudrup, y definiciones insuperables. Cesc sorprende llegando desde atrás, Villa remata de primeras con la zurda y luego se luce con un control y remate en un palmo de terreno. La zaga local dio facilidades, eso es indudable, pero los volantes de la 'Roja' son capaces de buscar huecos impensables, de encontrar una aguja en un pajar.

Hasta cinco cambios realizó Del Bosque en el descanso. Una revolución que le permitió cambiar de sistema y jugar con dos puntas clásicos como Güiza y Negredo. Y alinear a la vez a Navas y Pablo Hernández, en teoría incompatibles, rivales por un puesto como revulsivo en la banda derecha para el Mundial. Pero en este equipo tan brillante todos saben asociarse, tal y como demostraron el sevillano y el castellonense al combinar en la jugada del quinto gol. Y todos salen dispuestos a ganarse el puesto.

Nada de minutos de la basura. Güiza entra y marca, quizá temeroso de que Negredo le quite el puesto si el técnico sólo apuesta por tres arietes en Sudáfrica. Pensando en soluciones para momentos de apuro, Del Bosque acabó con Marchena de pivote defensivo, Iraola de lateral derecho y Ramos de central. Sobró la acción final en la que Albiol forzó y se lastimó la rodilla. Un ejemplo de que en esta selección nadie regala nada.