SOMOS DOSCIENTOS MIL

Todos andando...

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Me hago eco de la noticia recogida por este periódico, en su edición del pasado sábado, según la cual el Ayuntamiento de nuestra ciudad podría quedarse en breve sin parte de su parque móvil. La noticia recoge una advertencia, que efectúa el Partido Popular, señalando que esta misma semana se podrían retirar una treintena de vehículos del parque municipal, debido a los impagos que arrastra el Ayuntamiento. En concreto, asegura dicho partido que la deuda por tal concepto ascendería a 300.000 euros (50 milloncejos de nuestras pesetas) y la, más que previsible, retirada de vehículos afectaría a los que utilizan los miembros del gobierno municipal, así como a otros que usa la Policía Local a la que, al parecer, ya se le habría retirado uno de sus coches.

No sé qué opinarán ustedes de todo ello pero, personalmente, es una noticia que me inquieta y a la vez me seduce. Permítanme explicarme: Ya la semana pasada me hacía eco del retraso en el pago de las nóminas a los trabajadores municipales, retraso propiciado, al parecer, por «un error burocrático». Sin embargo, la situación actual respecto a los vehículos me preocupa notablemente, pues cada vez albergo menos dudas de que todos los problemas del municipio se deben a algo que los castizos simplemente denominamos «tiesura» y, lo que es más preocupante, que tras varios años en que la ciudad viene siendo gobernada por las mismas siglas políticas, por cierto coincidentes con las que gobiernan Diputación, Junta y Gobierno Central, la situación económica, lejos de mejorar, cada vez es más complicada. No sé si ello se debe a la situación de crisis generalizada o si, simplemente, es ineptitud de quienes rigen nuestros destinos.

Sin embargo, la noticia tiene algo de atractivo: Que el vehículo oficial se le retire a la alcaldesa y ésta deba acudir andando al trabajo o a los actos públicos, permitirá a nuestra regidora estar al cabo de la calle y, a fuerza de gastar suelas, descubrir los problemas reales que afectan al ciudadano. Temo que, desde la atalaya infranqueable que supone el despacho municipal, y con las barreras y privilegios que implican el coche oficial y los escoltas, uno se desconecta de la realidad y acaba perdiéndola de vista. Por otro lado que los Concejales utilicen su propio vehículo, el transporte público o simplemente vayan andando, también es positivo. Al fin y al cabo son empleados públicos que gozan de buen sueldo (jamás he entendido porqué también tenemos que pagarles con nuestros impuestos sus desplazamientos).

En una ciudad donde tanto se persigue al vehículo particular a fuerza de cerrar calles al tráfico, instalar pilonas, eliminar zonas de aparcamientos, restringir carriles de circulación y otras lindezas, no es mala idea que se retiren los vehículos a las Autoridades. Resultará muy sano y ejemplarizante verlas caminar a diario por el centro de la ciudad para acudir a sus puestos de trabajo. Sin embargo, igual que aplaudo la anterior medida y todos andando -algo que dicen que es bueno para el corazón-, lo de la Policía Local es de una gravedad que asusta. Una de las bazas que juegan los cuerpos policiales es la inmediatez. Que uno llame a la Policía ante cualquier situación de emergencia y sepa que, en pocos minutos, una dotación policial estará junto a nosotros, es algo que reconforta. Saber que, a partir de ahora, uno llamará a la Policía Local y la misma podría no llegar por falta de vehículos, simplemente es de Juzgado de Guardia. Por cierto un Juzgado al que deberían dirigirse caminando algunos de nuestros políticos y así los ciudadanos, de una vez, podríamos descubrir por qué nuestro Ayuntamiento es pobre de solemnidad.