«Esto es una condena»
Las almadrabas se enfrentan a un duro ajuste tras reducir las capturas La consejera anuncia compensaciones económicas para paliar el recorte y prevé una rebaja de cuotas en la flota de cerco para beneficiar a la pesca tradicional
CÁDIZ / BARBATE Actualizado: Guardar«Esto es una condena de muerte». La reducción de las capturas de atún rojo para el próximo año, acordada el pasado domingo por la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT), ha supuesto un varapalo para las cuatro almadrabas gaditanas (Barbate, Conil, Tarifa y Zahara) que tendrán que ajustar su producción para un cupo límite de 600 toneladas. La consejera de Pesca, Clara Aguilera, ha anunciado una estrategia conjunta con el Ministerio de Medio Ambiente para fijar ayudas para este sector de la pesca artesanal. La Junta reclamará compensaciones económicas a Bruselas a través del Fondo Europeo para suplir la pérdida de rentabilidad. Además, Aguilera ha insistido en tocar las cuotas de la flotas más agresivas, como la de cerco, para beneficiar a las almadrabas.
Reconoce que se ha tomado una decisión que afecta al empleo y, por tanto, «hay que actuar con celeridad». El comisario europeo de Pesca, Joe Borg, reconoció la pasada semana en Brasil, justo antes de comenzar el debate sobre la protección del atún rojo, que la negociación sería dura y la decisión, «difícil». «Hay que coger al toro por los cuernos», advirtió entonces y en la mente de los 48 países integrantes de la Comisión estaba la medida de poner freno a una pesca que, en los últimos años, ha puesto en peligro a la especie. Sin embargo, la reducción del cupo ha afectado de manera trágica a los más débiles. La Comisión Internacional, ha fijado en 13.500 toneladas el tope de capturas para el 2010 en el Mediterráneo-Atlántico, frente a las 19.500 establecidas. Esto supone que las almadrabas pasan de 1.211 toneladas a sólo 600. El sector aclara que habrá que cerrar, al menos, dos de los cuatro centros que hay en la provincia y se perderán 200 empleos.
El gerente de la almadraba de Conil, Juan Luis Picazo, reconocía ayer a LA VOZ que la noticia «toca de muerte» al sector ante una decisión «donde han pagado los débiles los excesos de los grandes». Es decir, la flota industrial que faena en el Mediterráneo es la responsable de que los caladeros estén bajo mínimos, «una semana de trabajo de estos barcos equivale a las capturas de las cuatro almadrabas durante toda la temporada».
No obstante, la preocupación sigue anclada en el sector ante el futuro tan negro que se avecina para la pesca de cerco. La Comisión se volverá a reunir el próximo marzo en Doha (Qatar) para negociar la más que probable inclusión de esta especie en el catálogo de especies protegidas, lo que conllevaría a una reducción de capturas aún más drástica que la actual.
Picazo aclaró que las almadrabas, debido a que es una pesca artesanal, «se regulan sin necesidad de establecer cupos». La entrada de atunes depende de las mareas, de los ciclos, del tiempo... «El mejor año fue 1999 con unas 6.000 piezas, sólo en la de Conil». A partir de entonces, la entrada ha ido bajando y «se debe, entre otros motivos, a la presión del Mediterráneo».
La consejera de Pesca, Clara Aguilera, ha convocado al sector para el próximo jueves con el fin de analizar el recorte de capturas en un 38% y anunciar las medidas de compensación.
El Ministerio de Medio Ambiente, sin embargo, valoró ayer el resultado de las negociaciones de la Comisión y considera que de esta forma se asegura la sostenibilidad de las pesquerías reguladas por esta organización.
Por último, Greenpeace lamentó que la Comisión haya fallado un año más en la gestión de la pesquería del atún rojo y acusa al organismo de «incompetencia».