Obama posa con otros líderes mundiales que han acudido a la reunión de la APEC en Singapur. / AP
MUNDO

Obama despeja dudas sobre China

El presidente destaca en la cumbre de Asia-Pacífico de Singapur que la prosperidad del gigante asiático «fortalece al resto de los países»

PEKÍN Actualizado: Guardar
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Invocando su nacimiento en Hawai y los cuatro años que pasó de niño en Indonesia, Barack Obama se proclamó ayer a sí mismo como el «primer presidente estadounidense procedente del Pacífico». Con estas credenciales y una nueva política exterior el presidente quiere mantener el peso de Washington en la región de Asia-Pacífico, la que presenta el crecimiento más dinámico gracias al ascenso como superpotencia de China, que este año superará a Japón como segunda economía del mundo.

«Quiero que todos los americanos sepan que estamos comprometidos con el futuro de esta región, porque lo que pasa aquí tiene un efecto en nuestras vidas en casa. El futuro de Estados Unidos y Asia están inseparablemente unidos», aseguró Obama, que anunció un «refuerzo de las alianzas» y la «creación de nuevas asociaciones». Ante 1.500 personas congregadas en el auditorio Suntory de Tokio, pronunció el quinto gran discurso internacional de su mandato y desgranó los ejes de su nueva política en este continente antes de partir a Singapur para asistir a la cumbre del Foro de Cooperación Asia-Pacífico (APEC).

Apartándose de la visión unilateral mantenida por la Administración Bush, que se distanció de muchos países del mundo, entre ellos algunos asiáticos, por la guerra de Irak, Obama apostó por unas relaciones diplomáticas «más iguales» para demostrar el compromiso de la Casa Blanca con esta región.

En este sentido, el mandatario demócrata hizo un llamamiento especialmente claro a China, adonde llega hoy para protagonizar una visita de tres días que le llevará a Shanghai y Pekín. «No buscamos contener a China, ni una relación más estrecha con Pekín significa un debilitamiento de nuestras alianzas bilaterales. Al contrario, la emergencia de una China próspera puede fortalecer al resto de países», manifestó Obama. Además, saludó «los esfuerzos chinos por jugar un papel mayor en la escena mundial, un rol en el que su ascenso económico está acompañado de una mayor responsabilidad».

Estas alabanzas ya le han valido al líder norteamericano las críticas de los grupos defensores de los derechos humanos, que han denunciado su «olvido» de la represión china contra los disidentes y la situación en Tíbet, afeándole además que no quisiera reunirse con el Dalai Lama para no airar al régimen de Pekín.

Defensa de la democracia

Adoptando un pragmático ejercicio de realismo político, el líder estadounidense y último premio Nobel de la Paz, que lleva a gala sus ideales en defensa de la democracia y los derechos humanos, se vio obligado a modular su discurso ante la cada vez mayor influencia del gigante asiático en el mundo, decisiva para abordar problemas como la amenaza nuclear de Corea del Norte o las aspiraciones atómicas de Irán.

Aunque el dragón rojo está destinado a rivalizar con Estados Unidos por la hegemonía mundial, ambos países mantienen unas estrechas y conflictivas relaciones diplomáticas y comerciales. La meca del consumo que es la potencia americana -o al menos lo era hasta el estallido de la crisis- es uno de los principales clientes de la fábrica global. Así lo atestigua su balanza comercial con el gigante asiático, que el año pasado registró un déficit de 268.039 millones de dólares (181.439 millones de euros).

Por su parte, Pekín es quien financia a la Casa Blanca, ya que sus reservas de divisas, las mayores del mundo con 2,13 billones de dólares (1,4 billones de euros), contenían hasta el pasado julio 800.000 millones de dólares (541.495 millones de euros) en bonos del Tesoro emitidos por la Reserva Federal.

Consciente de la trascendencia de China y Asia en la lucha contra el cambio climático y la salida de la crisis financiera global, Obama propuso otra ruptura con la era de la Administración Bush al señalar que «ahora que estamos en el umbral de la recuperación económica, debemos asegurarnos de que pueda ser continuada, ya que no podemos seguir las mismas políticas que llevaron a un crecimiento tan desequilibrado».