La risa extraviada
Actualizado:Durante la penúltima jornada de la cita andaluza del Teatro, la tarde transcurrió con un cierto sopor que se disipó en la última cita, allá en las siete esquinas. Los primeros de la tarde, De puntillas Teatro quisieron inútilmente acercarnos a Lope de Vega con un montaje lleno de clichés y chistes tontos. Más tarde, en la Sala San Luís, Caín Club Teatro trajo una propuesta escénica, que aunque por momentos divertida y absurda, podía haber sido más inteligente dadas las circunstancias de mezclar, mito, ficción y teatro; lamentablemente el resultado terminó siendo plano y con evidentes tropiezos en la interpretación. El muermo y desconcierto absoluto llegó a las tablas del Muñoz Seca con el montaje NN12 de Remiendo Teatro. Un texto discursivo y una puesta en escena sin apenas acción y plagada de incongruencias en las que se perdía cualquier atisbo de intencionalidad.
Con máxima expectación y localidades agotadas, las Chirigóticas dieron la gran sorpresa con un nutrido recital de canciones, personajes y temáticas. Inevitable es la referencia a su primer montaje, pues el vuelco de aquel a este, titulado La maleta de los nervios, nos hace caer afortunadamente en la trampa de que veremos más de lo mismo y más de lo chirigotero, pero no es así. Sin ser el carnaval el hilo conductor sino un elemento tangencial más, las niñas comienzan apostando fuerte por el humor para plantarnos con inteligente picardía a cinco personajes que entre melodías y diálogos se van desarticulando en capas cada vez más cruentas. Miserias, angustias, y frustraciones empapan a las féminas de esta obra que se revelan obsesivas, enfermas, compulsivas, abandonadas e ignorantísimas. Con cierto aire al teatro de Darío Fo, el impacto de una realidad social mediocre nos abofetea frase a frase. Afortunadamente, no llega a caerse en lo panfletario o reivindicativo como pasaba en su anterior montaje y se consigue además en el presente, dar una mayor fuerza y complejidad a los personajes que nos hablan con brutalidad (enmascarada de gracia y con fuertes dosis de sarcasmo e ironía), de inmigración, de abusos sexuales, de viciadas relaciones paterno fíliales, de pobreza, de educación en valores, en suma, de una sociedad imperfecta, absurda, sucia e inmoral.
Con esta obra, las Chirigóticas avanzan y ganan en dramaturgia, en dirección e interpretación y dan un giro hacia registros más dramáticos, que aunque no del todo afinados aún, se vislumbran maduros con el rodaje. Al espectáculo le sobran unos cuantos minutos, pues por momentos se hace largo, aunque en ningún momento pesado. Las coreografías y la puesta en escena son simples pero no devalúan en nada el buen trabajo de las hermanas López Segovia y de Teresa Quintero. Las tres han conseguido hábilmente que nuestra risa se extraviara por momentos para dar paso a un pellizco visceral y emotivo con las historias descarnadas de sus personajes. Lo difícil comienza ahora, pues la próxima vez, les pediremos más y mejor.