CALLE PORVERA

Las cenizas del sector industrial

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El tira y afloja en las negociaciones entre Vicasa y el comité de empresa dio ayer un vuelco inesperado, ya que según los trabajadores la empresa está «jugando a la provocación». De ser así, sería bastante grande la falta de respeto hacia personas que, en muchos casos, llevan toda una vida trabajando en la fábrica de botellas. Esta partida de cartas debe jugarse con mucha seriedad por ambas partes y, como mínimo, el respeto al contrincante tendría que ser una premisa.

Cuando parecía que algo se iba a solucionar, que el acercamiento estaba cada vez más cercano en la negociación del Expediente de Regulación de Empleo, la pregunta que se hacen ahora los jerezanos es por qué este paso atrás. Ahora toca ver si sólo ha sido un traspiés y, durante el fin de semana, se logra llegar a un acuerdo que sería muy importante por el bien de la ciudad y, sobre todo, de la plantilla de la centenaria e histórica fábrica. Ya sólo quedan por salvar las cenizas, ese centro técnico-logístico en que se convertirá la que un día fue una gloriosa fábrica de botellas con tres hornos funcionando, y que se fueron apagando poco a poco.

La única y emblemática chimenea que se levanta altanera sobre una ciudad que un día se creyó que podía ser industrial, pronto firmará la defunción casi total del sector. Un sector que ya agonizó durante la reconversión industrial y del que apenas se intentaban salvar los restos.

Y detrás de todo esto, el drama humano que supondrá el cierre de la planta jerezana. El cansancio de un comité que primero ha peleado sin descanso por el mantenimiento de la fábrica de botellas y luego por conseguir las mejores condiciones en el ERE. Una batalla que pronto llegará a su fin y que, desde luego, todavía no está perdida.