ANÁLISIS

Distintas velocidades

DIRECTOR DE ANÁLISIS ECONÓMICO Y DE MERCADOS DE AFI Actualizado: Guardar
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L a publicación de los datos de crecimiento del tercer trimestre de las principales economías de la eurozona se ha saldado con una nota común: todos ellas mejoran los observados durante el primer semestre, un patrón aplicable no sólo a las que crecen (Alemania y Francia), sino también a las que siguen en recesión (España). En nuestro caso, y a la espera de conocer la descomposición del registro, la menor intensidad del ajuste vendrá determinada por la reducción del drenaje de la demanda interna, en el que han jugado un papel clave los planes de estímulo al consumo y el respaldo que para el empleo han podido suponer los planes de inversión pública. Sin embargo, es preciso evaluar hasta qué punto la economía tiene capacidad para mantener esta dinámica sin asistencia. Y para ello debemos analizar la variable que ha liderado la contracción de nuestra economía: la demanda interna.

En particular, ha sido el consumo privado el que mayor sensibilidad ha mostrado al deterioro del mercado laboral, superando con creces la cesión registrada en economías cuyas familias también están muy endeudadas, como la estadounidense. La reactivación del consumo sólo puede venir de la mano de una mejora en el mercado laboral que permita recuperar la confianza y reduzca la precaución que se ha instalado en los hogares españoles en los últimos meses, y que ha llevado al ahorro a niveles próximos al 18% de su renta bruta disponible. En este contexto, ¿es positiva para España la recuperación de Alemania y Francia? Desde el punto de vista de la actividad, y mirando hacia el futuro, podría favorecer que el sector exterior alivie la debilidad de nuestra demanda interna (en términos diferentes a lo que ha sucedido hasta ahora: el sector exterior ha aportado crecimiento debido a la fuerte corrección de las importaciones). Desde el punto de vista de los mercados financieros, existe el riesgo de que el BCE opte por adelantar las subidas del tipo de intervención, lo cual afectaría negativamente a la capacidad de recuperación económica.

A la debilidad del consumo se une el ajuste que está llevando a cabo la inversión y que continuará su curso todavía durante los próximos trimestres, motivando que los ritmos de contracción persistan, si bien serán de menor intensidad que los experimentados durante la parte final de 2008. Sólo la culminación de este ajuste en la demanda interna permitirá una recuperación sostenida de la actividad, la cual no tendrá lugar, al menos, hasta 2011.