El octogenario Alberto Oliart será el nuevo presidente de Radio Televisión Española. / EFE
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¿Sabe más el diablo por viejo?

La elección de un hombre de 81 años para presidir RTVE suscita el debate sobre la idoneidad de los mayores para puestos tan complejos Unos aducen el envejecimiento de la población, otros lo ven «ilógico»

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Una de las opiniones en contra de la idoneidad de colocar a un octogenario en un puesto de tanta responsabilidad, estrés y presión como la presidencia de Radio Televisión Española es la de Nuria, de 83 años, la propia hermana del Alberto Oliart, el elegido. Aunque ella se apresure a matizarlo: «Sí, ya he oído que algunos han dicho que es una edad inapropiada. ¡Si yo también lo pienso! Ya no tienes edad de meterte en estos follones... pero en realidad estoy hablando por mí misma. Él está encantado y si tanta gente de diferentes ideas políticas se ha puesto de acuerdo en el Congreso en que él es la persona apropiada, por algo será. Alberto tiene un don, una cabeza privilegiada, ha podido con muchas cosas a lo largo de su vida y ahora podrá con esto, porque no tiene miedo a nada». «De todos modos -añade-, ahí tienes a Konrad Adenauer, que construyó Alemania de la nada siendo bien mayor -fue elegido canciller de la República Federal de Alemania en 1949 con 73 años y ocupó ese puesto hasta los 87-.

Alberto Oliart presidirá el ente público después de que su hasta ahora máximo responsable, Luis Fernández, expresara su intención de abandonar su cargo. De puertas para fuera por motivos personales, aunque en boca de todo el mundo está que no le hizo mucha gracia la decisión del Gobierno de suprimir la publicidad de las televisiones estatales como forma de financiación, medida que entrará en funcionamiento con el nuevo año. Ello sin duda dificultará la gestión de un enorme monstruo que intenta obtener cuentas y audiencias positivas y que acaba de librarse de una buena parte de sus trabajadores... ¡mayores de 50 años! Cosas de la vida, el ente que se ha rejuvenecido a golpe de prejubilaciones (más de 4.000) recibirá en breve a su nuevo presidente, el octogenario Oliart, que en su vida ha sido abogado del Estado, secretario general de Renfe, director general del Banco Hispano Americano, ministro de Sanidad y de Defensa con el gobierno de UCD, criador de ovejas merinas y presidente durante 17 años de la Asociación de Criadores de Cerdo Ibérico. Eso sí, nada de tele.

Y claro, el nuevo presidente de RTVE deberá enfrentarse, además de a la dificultad de gestionar la máquina sin el dinero que da la publicidad, a nuevos retos tecnológicos como el apagón analógico, la TDT... Mucho estrés, mucha presión. Además de que un puesto así está expuesto a críticas de uno y otro signo sobre la imparcialidad, el tratamiento de los temas... Y a pesar de que haya logrado el consenso de los dos grandes partidos del Congreso para su elección. Oliart, por su parte, recibió la noticia con la tranquilidad que dan los años, y son muchos: «Me veo -dijo- como una persona que acepta, puesto que hay consenso, hacerse cargo de algo que, a la edad que tiene y la vida que lleva, supone una profunda transformación».

El debate sobre si un octogenario está para esos trotes quedó abierto desde que se conoció su elección. Y ha habido opiniones para todos los gustos, tanto que el Consejo de Personas Mayores hizo público ayer un comunicado en el que expresaba su malestar por algunas de ellas: «Sorprende que la edad de una persona le incapacite para alcanzar puestos de responsabilidad, ridiculizándolo incluso en algunos medios de comunicación. No hace falta tener mucha memoria histórica para ver como en otros países de la Europa democrática, la edad supone un rango de experiencia».

En esta misma línea se expresan desde la asociación Seniors Españoles para la Cooperación Técnica (Secot), formada por ejecutivos jubilados que de forma voluntaria y altruista ofrecen su experiencia y conocimientos en gestión empresarial. Y lo hacen por boca de su presidente, José María Llorente, un ingeniero industrial y economista de 67 años ya retirado: «La elección me parece excelente, la edad no puede condicionar el puestoa una persona, sino sus características mentales y físicas, su dedicación y su preparación. Una persona con 81 años parece que no puede correr los 100 metros lisos, pero su experiencia le puede llevar a hacer cosas mejor que uno de 40».

«I am Emilio Botín»

La falta de experiencia en el ámbito de la comunicación y, especialmente en el asunto tecnológico, la suplirá, a su juicio, «rodeándose de un equipo de profesionales que lo sabrán ayudar. Ronald Reagan (asumió la presidencia de Estados Unidos con 70 años, hasta los 78) era actor y nunca debió haber sido mandatario de EE UU. La cosa es que no sabía nada de eso, pero se reunió de un equipo que lo ayudó en la lucha diaria». «Lo bueno de cumplir años es que empiezas a estar curado de espantos, eso también le ayudará a Oliart, porque muchos aquí no están opinando por la cosa de la edad, sino por el tema político».

No todos lo tienen tan claro. El presidente de la Sociedad Vasca de Geriatría, Juanjo Calvo, encuentra «ilógica» esta designación. «¿Pero es que no han podido encontrar a alguien más joven para ese puesto? Considero que hay edades más adecuadas para desempeñar ciertos trabajos que exigen mucha dedicació. Hay puestos donde está claro que se puede alargar el periodo laboral, donde la gente puede seguir rindiendo, está claro, pero no creo que éste sea el caso». Cree que sólo en una situación de crisis muy especial es justificable una elección así, «como cuando pusieron a Churchill, pero creo que éste sea el caso».

Ni siquiera se refiere al estrés, la presión o al condición física, «eso puede ser igual para todos», y en cuanto al conocimiento de la tecnología, «se arregla con un buen equipo de profesionales a tu lado». Para Calvo es más importante la consideración de que nuestra sociedad impone una edad de jubilación y así, esgrime un criterio de igualdad: «Si fuera algo extensible al resto de la población, si la jubilación fuera voluntaria para todos, aún entendería esta elección». «Si me pongo en su pellejo, quizás a mí también me habría hecho ilusión que me eligieran, pero no es eso».

Sacramento Pinazo es profesora de Psicología Social en la Universidad de Valencia y ha dado numerosas conferencias abordando la validez de las personas mayores: «La elección de Oliart me parece estupenda en atención a su persona: hombre formado y cultivado, que sabe de gestión, ministro en tres legislaturas, escritor y que actualmente colabora en medios de comunicación... Y resulta que todo eso lo ha hecho en 81 años. ¡Pues benditos sean esos 81 años! ¿Por qué la edad debe discriminar a una persona que ha demostrado estar preparada para un determinado puesto?»

Es posible que el lector conozca ese vídeo de Emilio Botín que circula por YouTube en el que se le escucha hablando un inglés macarrónico aunque con cierta gracia, presentándose a sí mismo como «chairman of Bank of Santander» sin ningún complejo por su acento. El presidente de esta entidad bancaria lo sigue siendo a los 75 años y es el ejemplo más parecido a Oliart que encuentra Pablo Vázquez, director ejecutivo de la Fundación de Estudios De Economía Aplicada (FEDEA). «Sí, Botín ahí sigue al pie del cañón. En la banca la media de edad en puestos de responsabilidad es bastante alta, la gente es muy mayor y no llama tanto al atención», dice este economista de 44 años. Considera que hablar de 81 años «es generalizar, las personas no son iguales por tener la misma edad, eso sería una gran pérdida de recursos para la sociedad».

Ilógico es jubilar a los 50

Vázquez avisa: «Más vale que nos vayamos acostumbrando a esto, porque es lo que va a traer el envejecimiento de la población, que en España es y será muy acusada hasta al menos el año 2020. Y hoy día no es lo mismo que cuando pusieron el límite de 65 apara la jubilación, hace muchas décadas, cuando la esperanza de vida era mucho menor. Lo ilógico es prejubilar a gente a los 50. Eso sí que es una barbaridad, desde el punto de vista económico no tiene sentido».

Para terminar, el escritor vasco Ramiro Pinilla opinaba así ayer de rotundo desde la tranquilidad de su casa y la que le confieren sus 85 años aún en activo: «Yo le apoyo. Hombre, le tendría que conocer, porque a los 65 hay hombres acabados y otros con 86 que están perfectos. Si le pregunto quién ganó la Copa de Europa el año pasado y me contesta bien diré que es válido. Yo me fijo en mí mismo, las piernas no me funcionan bien, pero la mente sí. Y este señor, si tiene que andar con muletas... Pues que dirija sentado».