Editorial

Salvación mutua

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E l acuerdo de intenciones para la fusión entre Iberia y British Airways, con la creación de TopCo, dio lugar ayer al incremento de la cotización bursátil de ambas compañías, reflejo de la positiva valoración que el movimiento suscita, en principio, entre los inversores. Es evidente que la operación constituye un acuerdo de mutua salvación, dadas las pérdidas que arrastran tanto una como otra -165,4 millones de euros la española y 231 la británica en el primer semestre-, el volumen de deuda que acumulan, y los compromisos adquiridos con los empleados, cuyo plan de pensiones -en el caso de British-ha pospuesto la definitiva rúbrica de la fusión. Pero, a pesar de las dudas que genera, no es fácil imaginar una solución más satisfactoria y viable para los accionistas de ambas líneas aéreas y para la continuidad de sus operaciones y plantillas. El propio hecho de que el acuerdo alcanzado haya sido fruto de un año de conversaciones y negociaciones, en las que los gestores de ambas compañías han ido evaluando las posibilidades que ofrecen tanto la complementariedad de las rutas sobre las que vienen operando, como las sinergias que obtendrían al optimizar consumos y racionalizar sus recursos humanos y materiales, permite concluir que no tenían otra salida. Pero las dificultades que vienen atravesando Iberia y British Airways no pueden solventarse mediante una mera fusión societaria, con una relación de 45 a 55% de la propiedad, con el consiguiente intercambio de puestos directivos y de sedes entre Londres y Madrid. Limitarse a esto sería tanto como sumar pérdidas y deudas sin que la adición de acciones, de vuelos y de pasajeros pueda atenuar algo que se convertiría en un declive conjuntado pero irremisible. El transporte aéreo de personas y mercancías representa un mercado sujeto a creciente competencia, de forma que las compañías de bandera originaria de los países más desarrollados se ven abocadas a pugnar entre sí y en relación a las firmas de las economías emergentes. Competencia que inevitablemente se producirá en un entorno desigual en costes y con la incertidumbre añadida de la fluctuación en el precio del combustible. De forma que la salvación mutua que intentan Iberia y British Airways lo será de verdad siempre que acaben dando lugar a una compañía competitiva en el ámbito global.