Excomunión

Con mi comentario de hoy no pretendo topar con la Iglesia, líbreme Dios de cualquier enfrentamiento con la institución que, en teoría, le representa en la tierra. Tengo buena relación con muchos parroquianos y me iría al fin del mundo con dos o tres curas que conozco, a los cuales nunca les he oído una palabra en contra de la Iglesia, sí de su jerarquía y su dogmatismo. Entiendo también que el tema del aborto es peliagudo; yo mismo soy un feto de 2080 semanas recién cumplidas y no sé en qué momento empecé a sentirme un ser independiente de mi madre.

De hecho, creo que todavía no lo he conseguido. Además, dejar en manos de la ciencia la decisión última de la vida es un riesgo que no todos quieren correr, y me parece normal. Teniendo en cuenta que nadie ha logrado explicar el origen de la vida, y que todo aquel que se pronuncie es un ser al que no se le practicó un aborto, la polémica en torno a este tema estará siempre servida. Ahora bien, excomulgar por pecador manifiesto al político que vote a favor de la ley Herodes es un órdago difícil de aguantar sin conocer las cartas de todos los feligreses. ¿Cómo saber la verdadera condición de los que se acercan a comulgar domingo tras domingo?

Si pudiéramos leer las mentes de todos los que se consideran cristianos y practican, seguramente encontraríamos muchos motivos para cerrar la mayoría de los templos. Siempre y cuando se aplicara la ley de Dios a machete, sin ningún tipo de compasión, como pretende algún obispo. Por otra parte, ¿cuántos políticos responsables de atrocidades habrán sido recibidos por los papas? Más de uno. Atrocidades como no atender las necesidades básicas de los niños, por ejemplo; o lo que es lo mismo, abortar miles de proyectos de vida, moral y científicamente indiscutible. Mal que le pese al señor obispo, con el mazo dando es el estigma del que difícilmente se desprenderá la institución. Pasen buen día.