La Policía Nacional controló a los manifestantes, que se concentraron ayer en la Avenida Álvaro Domecq mientras el comité negociaba el ERE con la dirección de la empresa. /J. C. CORCHADO
Ciudadanos

Los trabajadores de Vicasa recrudecen sus protestas para evitar los despidos forzosos

JEREZ Actualizado: Guardar
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Mientras el comité de empresa se concentraba ayer, durante una maratoniana reunión en el Hotel Sherry Park, en negociar las mejores condiciones para los trabajadores ante el anunciado cierre de la fábrica, la plantilla aprovechó la jornada para continuar con su guerra. La resignación y la impotencia ante la prácticamente inquebrantable decisión de la multinacional Saint Gobain-Vicasa no han acabado con las ganas de pelear de los empleados de la planta jerezana, que han llegado a radicalizar sus protestas para exigir, ahora, que al menos no haya despidos forzosos, que es lo único que la Junta de Andalucía garantiza.

De este modo, ayer cortaron por dos veces durante la mañana la Avenida Álvaro Domecq, además de quemar palés en la misma puerta de la fábrica de botellas, haciendo bien visible su malestar.

En el lugar hicieron aparición Bomberos y la Policía Local, pero fueron los agentes de la Nacional los que impidieron a los trabajadores seguir con esta práctica.

Pero lo que más pudieron notar los jerezanos fue, sin duda, el corte al tráfico de la avenida principal, protagonizado por alrededor de medio centenar de personas entre empleados de la planta, familiares y amigos.

El primero tuvo lugar a las 11 de la mañana, concretamente en la intersección entre Álvaro Domecq y José Cádiz Salvatierra. Posteriormente, volvieron a hacer lo propio a las 12.30 del mediodía, ante la desesperación de los conductores que utilizan todos los días esta transitada arteria jerezana.

En algunos momentos se produjeron retenciones, ya que los cortes duraron alrededor de un cuarto de hora cada uno.

En alguna ocasión se pudo también apreciar la tensión, por ejemplo en el caso de una mujer que montó el coche en la acera para tratar de cruzar por la avenida. Los manifestantes intentaron impedirle el paso e incluso uno de los ellos le propinó un golpe al capó del coche.

Impotencia y rabia

En líneas generales, no obstante, se trató de una manifestación pacífica, en la que la plantilla de la fábrica mostró su indignación y rabia por la decisión de la multinacional gala. Los pitos ensordecedores, los gritos y los carteles se apoderaron de la zona, así como las banderas y el color azul junto al lema de Vicasa.

«Impotencia» era uno de los adjetivos más usados por la mayoría de personas para calificar sus sentimientos tras años de dedicación a la empresa en la ciudad. Los propietarios de la planta eran definidos como «sinvergüenzas», mientras los empleados trataban de matizar que no son «terroristas», sino simples «trabajadores».

Hay casos de varias generaciones que han continuado en el mismo centro. Entre los culpables de la situación sin retorno a la que se ha llegado, no faltan las administraciones públicas, a las que se acusa de haber dejado vía libre a la empresa para la «especulación» con los terrenos de una fábrica histórica y centenaria.

El cansancio también se acusaba, tras tantos días de lucha, entre quienes acudieron a la protesta. Por cierto que ayer fue una nueva jornada de huelga en la factoría jerezana, desde primera hora de la mañana hasta bien entrada la noche.

Fábrica sin actividad

La actividad fue por tanto nula en las instalaciones de la Ronda de los Alunados, pero allí fue donde cl comité se dirigió a la plantilla, después de las negociaciones mantenidas, para trasladarles el contenido de las reuniones mantenidas tanto por la mañana como por la tarde.

Como es sabido, los encuentros celebrados han servido básicamente para decidir el futuro de los trabajadores tras el cierre ya «irrevocable» de la fábrica. Fue esta misma semana, hay que recordar, cuando el consejero de Empleo de la Junta, el jerezano Antonio Fernández, trasladó al comité la triste noticia.

Las múltiples negociaciones llevadas a cabo al más alto nivel, desde el Ministerio de Interior pasando por el resto de administraciones, así como la lucha que han mantenido en todo momento los empleados de Vicasa, no han dado los resultados esperados, así que de lo que se trata ahora es de que los despidos y prejubilaciones sean lo menos traumáticos posible para la plantilla.

Respecto a la batalla del comité, hay que recordar que son más de dos meses de lucha con iniciativas muy originales como la cadena humana que abrazó la fábrica, el mosaico en el parque González Hontoria e incluso la marcha a Madrid tras la que aparecía un hilo de esperanza que, finalmente, se rompió.