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La cena del Señor

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Como grupo cristiano, cuyo carisma es fomentar la vida comunitaria de oración, queremos manifestar nuestra opinión, ya que un buen número de sus miembros nos formamos en la fe antes del Concilio Vaticano II, y tuvimos la suerte de respirar los aires de renovación y vuelta a los orígenes de la Iglesia, que este acontecimiento supuso: recuperamos la mesa de la Palabra, el conocimiento y estudio de la Biblia, que había sido hurtada a los católicos, pensando que no estábamos preparados para entender la riqueza y profundidad de su contenido. No obstante, deseábamos un cambio que supusiera mayor participación y vivencia comunitaria en la misa dominical; pero resulta que empiezan a verse cambios radicales en sentido opuesto. Ante lo que es una comida fraterna, unidos por la presencia del Señor y alimentados por su Palabra, empiezan a prevalecer la atención a los ritos y signos externos, retrocediendo en más de 50 años con el ritual de San Pío X, pues Juan XXIII lo que hizo fue reformar ese ritual, mientras se producía el cambio en profundidad que traería el Concilio. Con esta novedad se privan a los cristianos de la Palabra de Dios que nos guía e ilumina para vivir la fe, y aleja a los seglares de su participación en la celebración eucarística. Pensamos que son otros los cambios que la Iglesia necesita, para acercar el rostro de Jesús a las personas necesitadas. Jesús Costa Regueiro.Cádiz