«No hemos podido pegar ojo»

Hasta los inquilinos de otro de los inmuebles, anexo a la casa de vecinos, vivieron en la madrugada de ayer un susto de considerables proporciones: «A las tres de la mañana escuché todo el jaleo con los Bomberos, la Policía... No sabía qué pasaba y luego ya me contaron que un vecino, al ver humo, le había metido una patada a la puerta y se había encontrado a tres personas desmayadas en el suelo», aseguraba Antonia, todavía nerviosa tras el suceso.

Ni ella ni su marido, Jesús, pudieron ya «pegar ojo en toda la noche», después de tanto trajín y teniendo en cuenta, además, que su casa está justo al lado. Más cerca todavía se encontraba Aurora Orihuela, con el mismo apellido que la mayor parte de personas que habitan en la casa, ya que son «familia», explican. Aurora vive justo arriba del piso en el que se produjeron las llamas: «Qué miedo más grande hemos pasado. Yo escuchaba como intentaban abrir la puerta, pero estaba todo muy oscuro y no se veía nada».

Ángel Orihuela mostraba ayer a los únicas víctimas del incendio en una jaula vacía: sus pájaros. Ninguno de los vecinos recordaba algo así en el tiempo que llevan viviendo en el lugar. Sin duda, la experiencia de ayer no les será fácil olvidarla.