COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL

Once de noviembre

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Podría hablar hoy, once de noviembre, del pésimo lugar que ocupamos en ese ranking de ciudades estupendas que se acaba de publicar. Podría comentar cómo un inofensivo programa cultural en las plazas se puede convertir en un macrobotellón con tintes bélicos ante la pasividad de la ley. O podría hablar de la esperpéntica guerra de sotanas que tanto espacio ocupa en el disco duro -y en el blando también- de más de uno. Quizá podría enumerar los beneficios económicos que reporta ser escenario de una superproducción americana, o tal vez apoyar la iniciativa del PSOE para que retiren la placa dedicada a Sanjurjo en el castillo de Santa Catalina. Podría ponerme seria y unirme a las esposas de la tripulación del Alakrana, o podría divertirme enumerando todas las deficiencias que reúne el nuevo mercado municipal. Podría hablarles de la iluminación navideña que ya lucen muchas calles del centro o de cómo este otoño es la más clara demostración de que tenemos encima el cambio climático. Podría hablar hoy del ¡cartel! del Cádiz en danza o de la caída del muro de Berlín. Podría alegrarme de que los concejales anuncien que no se van a subir el sueldo el próximo año, o podría lamentar que tampoco nos lo subirán a nosotros. Podríamos apostar lo que fuera a que esta mañana ganamos al Monopoly o podríamos criticar que toda la fuerza se nos va por el mismo lado.

Pero hoy es once de noviembre y mi niña cumple nueve años, así que sólo puedo hablar de eso, porque como ustedes comprenderán, cuando se cumplen nueve años, todo lo demás importa poco. Y porque, como decía Ayala, «son estas, ya lo sé reflexiones vanas; pero no siempre va a procurar uno ocuparse de graves cuestiones».