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Ana necesita ayuda para tareas como cocinar o ir al médico y la huelga la dejó ayer sin asistenta./ J. C. CORCHADO
Jerez

«Su ayuda me da fuerzas»

Ana Santana, una de las 800 personas que recibe cada día asistencia de Sergesa Hogar, apoya las demandas de las trabajadoras y su huelga

VIRGINIA MONTERO
JEREZActualizado:

«Si no viniera ella, yo me pasaría todo el día de la cama al sofá y del sofá a la cama», asegura Ana Santana, una de las casi 800 personas que cada día recibe la visita en Jerez de una asistente domiciliaria. «Ella -o sea, la trabajadora de Sergesa Hogar que acude cada día a su casa- me da fuerzas y me anima a seguir», continúa esta abuela de 81 años, que vive sola con su marido, de 86.

Ir a la compra, acompañarla al médico, dar un paseo -Ana necesita ayuda para bajar a la calle desde la cuarta planta sin ascensor en la que vive- preparar la comida o hacer las camas son algunas de las tareas que la asistente desempeña durante dos horas diarias en este domicilio jerezano ya que Ana, debido a su artrosis, ha perdido fuerza y destreza en las manos y las piernas. Ayer, el primer día de huelga de 24 horas de las trabajadoras de Sergesa Hogar, Ana se quedó sin la ayuda de su asistente pero comprende y apoya totalmente la lucha de las trabajadoras por una mejora de sus condiciones laborales: «Qué menos que tengan su sueldo en su día», dice Ana convencida. Su marido, Antonio Gil, también está de acuerdo: «La empresa no cumple con lo que debe».

Un trabajo primordial

«Es un servicio primordial para nuestros mayores», dice una de las hijas de este matrimonio, Ana María Gil, que destaca, además, que su madre «está muy encariñada con ella». La huelga no sólo supone trastornos para Ana y Antonio sino también para unos hijos con responsabilidades laborales que les impiden disponer de tiempo. «Vivo en San Fernando y cada vez que hace falta, tengo que cambiar el turno del trabajo para poder venir», asegura Ana María.

Como otras mujeres de su edad, Ana ha sido casi durante toda su vida la cuidadora en vez de la cuidada: «Me hice cargo de un sobrino cuando tenía 11 años y de mi abuela cuando tenía 19. Cuidé a mi madre, a uno de mis hermanos, a mis dos hijos y luego también he atendido a mis nietos», recuerda Ana. «Ahora yo no la quiero dejar sola un momento porque ya se ha caído en casa. Cuando ella se levanta de noche, yo me voy detrás porque me da miedo que le pase algo», dice su marido. «Estoy muy mejorada desde que la tengo a ella», concluye Ana orgullosa sobre su asistenta.

Con servicios mínimos

En casa de Regla Moreno, por el contrario, es su marido el que requiere ayuda a domicilio. Su invalidez del 86% necesita asistencia prácticamente para todo. «Vienen todos los días a asear a mi marido y a recoger la casa. Es un trabajo muy necesario», aseguró esta jerezana que acudió a la protesta de las empleadas para apoyarlas en sus reclamaciones. Las trabajadoras de Sergesa Hogar cumplieron ayer los servicios mínimos estipulados para las personas muy dependientes, como el aseo personal, el desayuno y la medicación.