Los 'abuelos canguro' salen al rescate
Un estudio de la Universidad Autónoma de Madrid concluye que uno de cada cuatro abuelos dedica una media de más de siete horas a cuidar de sus nietos
MADRID Actualizado: GuardarLa crisis económica y la dificultad para conciliar la vida familiar y laboral, unidas a la falta de plazas en guarderías públicas y al elevado precio de las privadas multiplica el fenómeno de los «abuelos canguro».
En la sociedad actual, los abuelos aparecen como catalizadores de la solidaridad familiar. Una parte considerable de ellos colaboran en las tareas domésticas, llevan a los niños al colegio y los recogen al terminar las clases o pasean a los más pequeños. Pero, debido a la situación económica y al paro, cada vez son más los que aportan sus ahorros o pensiones a veces exiguas para el sostenimiento de sus familias e incluso asumen el pago de las hipotecas de sus hijos.
Un estudio realizado por dos profesoras de la Universidad Complutense, bajo el título Doble dependencia: abuelos que cuidan nietos en España finalista de los Premios Caja Madrid Investigación Social 2009, que se fallan hoy, aporta nuevos datos a este fenómeno. Sus autoras, Nuria Badenes y María Teresa López, concluyen que España es el país europeo con menor número de abuelos al cuidado de sus nietos aunque los españoles lo hacen con mayor intensidad que la media europea. En concreto y según este informe, los mayores europeos se tranforman en abuelos canguro durante cinco horas al día y en España la media es de de siete horas. Resaltan que mientras en el viejo continente uno de cada tres abuelos se ocupa de sus nietos, en España lo hace uno de cada cuatro.
Según el estudio, en Europa el cuidado de los nietos tiene más que ver con cuestiones afectivas y voluntarias y en España esa labor no siempre es espontánea sino que responde a una necesiad motivada por la falta de alternativas. Además, existe un alto sentimiento de responsabilidad a veces excesivo de los abuelos ante esta situación. En cualquier caso, los mayores acuden a la llamada de socorro de sus hijos aunque, a veces, «el corazón vaya más rápido que las piernas» y deban «renunciar a algo». Las situaciones no son idénticas y, por tanto, no todos contribuyen de la misma manera, ya que depende de muchas circunstancias. Tampoco hay que olvidar que, en ocasiones, los hijos abusan de sus mayores y estos se ven obligados a cargar sobre sus hombros responsabilidades que no les corresponden y hasta les atemorizan.
Luis y Ángela
Luis y Ángela son un matrimonio que ya ha pasado la barrera de los 65 y que cada mañana sale de su casa para dirigirse a la de su hija, donde se hacen cargo de su nieto mientras los padres del pequeño trabajan. La economía no da para pagar una guardería y los progenitores de la madre atienden al pequeño. Prefieren salir de su hogar para que el bebé, de seis meses, «no pase frío y esté tranquilo».
Cuando los padres del niño acaban su jornada laboral, a primera hora de la tarde, el matrimonio vuelve a su casa, y, durante unas horas, recobran su ritmo de vida. «Somos felices -aseguran- aunque a veces sea incómodo madrugar, porque estamos haciendo lo que debemos».
Eugenia y Pedro también están «plenamente satisfechos» de su entrega a sus tres nietos. Ha sido una decisión «plenamente voluntaria y basada en el deseo de ser útiles y llenar el tiempo» de que disponen, porque las circunstancias familiares no exigen ineludiblemente esa dedicación. Los pequeños quieren con locura a los abuelos que los miman «sin hacerlos caprichosos». Ahora que van al colegio «sueñan con pasar tiempo con nosotros y hasta lloran cuando tienen que volver a la casa paterna», asegura Eugenia.
Mariví y Philip tienen tres nietos y esperan el cuarto. No se han impuesto la dedicación a los más pequeños de la casa como una obligación. Lo suyo es «tiempo de calidad». No obstante, «estamos para lo que haga falta, en la enfermedad, en un momento difícil», resalta Mariví, al tiempo que advierte que «es bueno que los padres se ocupen de sus hijos, porque el papel de los abuelos es apoyar, no cargar con todo».