La calle ancha
Actualizado: GuardarAunque esta calle sin duda ha sido la más emblemática y señorial de la ciudad, hasta principios de la década de los 60 no fue considerada como una de las vías más comerciales de la ciudad. Estos motivos no eran más que dicha calle se trataba de una vía de doble circulación de vehículos. Y era allí donde estaban ubicados los Casinos y Centros Culturales de Cádiz. Ello conllevaba que estos centros ponían en el acerado frente a sus locales una serie de sillones, que ocupaban los socios miembros en las horas puntuales del día. Aspecto este no muy bien recibido por parte de las mujeres, ya que no era de su agrado pasear delante de tanto «mirón».
A pesar de ello, siempre hubo algunos negocios. Recuerdo la Relojería Alemana, la Sastrería de Astorga, los Almacenes Coimbra, la mercería de Blanquita, los bares y confiterías de Orcha, etc. y también se dieron cita en la misma vía tres salones limpiabotas. Lo que sí le dio un gran impulso fue la llegada de Galerías Preciados, después de haber estado en otras zonas de la ciudad. Con la llegada a esta calle los entonces grandes almacenes dio origen a la llegada de otros pequeños comerciantes y así se le dio a la calle el ambiente que nunca tuvo. De aquellos antiguos aún permanecen hoy en día el Salón de los Italianos y el bar Liba. Existe una anécdota, ocurrida in situ, que pudo haber sido sangrienta pero que, afortunadamente, quedó en un simple recuerdo. Por aquellos entonces circulaba por la calle Pepe, el de los picos brasileños, con su 600 (persona muy conocida en la ciudad por su buen humor y simpatía). Llovía aquella tarde y al derraparle el coche entró de lleno en Galerías Preciados con la suerte de que no partió la puerta ni nada ya que estaba lleno de público. Lo curioso fue que después no podía salir.
Lo que sí fue, en aquellos tiempos, una calle para pasear -tanto la gente joven como los mayores- en invierno hasta la Plaza de Mina y en verano hasta La Alameda. Y, en estos días, por lo visto se va a convertir en un plató de cine.