MUNDO

Berlín evoca el triunfo de la libertad

Líderes mundiales del pasado y actuales se citan en la capital alemana para celebrar la

CORRESPONSAL. BERLÍN Actualizado: Guardar
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Veinte años después de la caída del Muro que la dividió durante casi cuarenta años, Berlín volvió a ser ayer el epicentro de un gran festejo con el que las autoridades alemanas quisieron conmemorar la gesta que marcó el fin de la partición del país y de Europa. En el marco de la emblemática Puerta de Brandemburgo, líderes mundiales del pasado y del presente se unieron a la canciller, Angela Merkel, para participar en la llamada Fiesta de la Libertad, que puso fin a una larga jornada de actividades populares y actos oficiales.

El principal evento se inició con un programa musical, donde la sorpresa de la noche corrió a cargo de Placido Domingo, quien arrancó una gran ovación cuando interpretó la canción más popular de la ciudad, Berliner Luft (Aire berlinés). La inesperada actuación del tenor español rompió la solemnidad, animó a la multitud que soportaba estoicamente una intensa lluvia y cautivó a la tribuna de personalidades, desde donde Merkel coreó la melodía.

Poco después, los presidentes de Rusia y Francia, Dmitri Medvédev y Nicolas Sarkozy; el primer ministro británico, Gordon Brown, y la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, pronunciaron discursos en nombre de las cuatro potencias aliadas que ocuparon el país centroeuropeo tras la II Guerra Mundial. Los cuatro oradores, como era de esperar, recordaron lo sucedido el 9 de noviembre de 1989 y todos destacaron que habían sido los propios berlineses los que destruyeron el Muro de la vergüenza.

Historia

«El valor demostrado por los berlineses y alemanes del este con su revolución pacífica consiguió cambiar el mundo», dijo Brown, mientras que el mandatario ruso resaltó que la caída del Muro había sido posible gracias a los cambios que experimentó la URSS. Clinton, después de resaltar que la fecha que se conmemoraba supuso la apertura de un nuevo capítulo histórico para Alemania y el resto del mundo, rompió el rígido protocolo al dar paso a una intervención en vídeo grabada en Washington por el presidente Barack Obama que fue proyectada en varias pantallas gigantes. «Debemos mantener encendida la luz de la libertad en las noches más oscuras de la tiranía», señaló el dirigente demócrata al subrayar que el trabajo en defensa de la libertad jamás debía llegar su fin, ni tampoco descuidarse.

La canciller cerró la ronda de intervenciones oficiales con un emotivo mensaje en el que calificó la destrucción del Muro como la «victoria de la libertad». «Esta noche -manifestó- celebramos el valor y la voluntad inquebrantable de miles de personas de la RDA, pero también las transformaciones de nuestros amigos en el este y en el centro de Europa que prepararon la caída del Muro». Merkel no se olvidó de la actuación de Mijaíl Gorbachov y su impulso a la apertura en la Unión Soviética, y lo que llamó la «política serena de Helmut Kohl y Hans Dietrich Genscher».

La emotiva fiesta concluyó con el simbólico derribo del dominó gigante que pretendía simbolizar el fin del telón de acero que dividió Europa durante décadas. El ex presidente de Polonia Lech Walesa, como representante del país donde comenzó a resquebrajarse el totalitarismo comunista, tuvo el honor de abatir, desde un costado del Reichstag, la primera de las mil fichas instaladas a lo largo de 1,5 kilómetros.

Puerta de Brandemburgo

Una misa ecuménica en la iglesia de Gethsemane había servido de preámbulo para rendir homenaje a las grupos de oposición que se enfrentaron de manera pacífica al régimen comunista. Durante toda la jornada, miles de curiosos visitaron los alrededores de la Puerta de Brandemburgo, que había vuelto a quedar dividida por un muro ficticio construido en el lugar exacto donde se levantó la barrera de acero y hormigón.

Luego, pantallas gigantes recogieron la llegada de todos los invitados oficiales al palacio de Bellevue, sede de la presidencia alemana, ejercida por Horst Köhler, que fueron escoltados por una guardia de soldados con antorchas. Durante una breve recepción ,el mandatario lamentó la ausencia del ex canciller Helmut Kohl, quien se recupera de un grave accidente que sufrió hace casi dos años, y recordó la atmósfera mágica que invadió a la ciudad hace veinte años.

«Durante décadas -apuntó el presidente-, la gente ni siquiera podía acercarse al Muro. Esa noche, el mundo cambió». «En toda Alemania la gente se abrazaba y pensaba en los que con perseverancia y sin violencia había hecho posible una revolución pacífica. Es algo que no hubiera sido posible sin hombres de Estado con visión como Gorbachov, Kohl y George Bush», añadió.

«revolución pacífica que cambió el mundo»