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Entre la obligación y la épica

Guti se queda fuera de la lista por cuarto partido consecutivo y no podrá redimirse ante un Alcorcón que sólo encuentra motivos para disfrutar

I. T.
Colpisa. MadridActualizado:

José María Gutiérrez Guti se equivocó en Alcorcón y no tendrá la oportunidad de redimirse en Chamartín. Un bendito duelo para el fútbol que el Real Madrid afronta entre la obligación de eliminar a un conjunto de Segund División B con un presupuesto 400 veces menor y la épica de tener que remontar cuatro goles. Un partido trampa para los blancos y una fiesta para los discípulos de Anquela, que acuden al Santiago Bernabéu sabedores de que lo más normal sería caer. «Pero que nos quiten lo bailao», proclaman al unísono.

Manuel Pellegrini evita polemizar, elude hablar de castigo a uno de los capitanes, pero se mantiene en sus trece y deja a Guti fuera de la convocatoria por cuarto encuentro consecutivo.

Una medida que jamás sufrió el canterano, dispuesto a cambiar de aires en invierno si su situación no cambia. Desde que al parecer mandó a tomar por ahí a su técnico en el descanso de Santo Domingo, no ha vuelto a una citación.

Y el chileno ya se atrevió a acabar con Riquelme en Villarreal.

«Regresará cuando quiera ser convocado y el cuerpo técnico entienda que está a su nivel. Es un jugador muy importante para el grupo y todos queremos que vuelva a ser el mismo que a principio de temporada», afirmó el técnico blanco, lacónico a la hora de las explicaciones. Tampoco estarán el holandés Drenthe, Metzelder, Xabi Alonso, Benzema y Casillas, por decisión técnica, Ramos, por sanción, y Cristiano, por lesión.

«Orgullo e historia»

El juego y el estado anímico de los merengues ha cambiado. En Alcorcón tocaron fondo. Luego supieron ganar en inferioridad numérica ante el Getafe, empatar en Milán y ganar el alocado derbi ante el Atlético. Desde esa victoria, los blancos sólo piensan en vengar la afrenta. «Por orgullo y por historia, nosotros tenemos que pasar», proclamó el brasileño Kaká. «Hay que dar un golpe en la mesa delante de la afición», apostilló Pepe. Una hinchada, por cierto, que, según las previsiones, acudirá en masa al Bernabéu, algo impensable cuando se produjo el sorteo.

Pellegrini rotará y apostará por un equipo capaz de «recuperar el balón y atacar». Reclama «intensidad» a sus pupilos pero también «calma». «No podemos meter el segundo gol antes que el primero», recuerda. Apela al espíritu de la remontada pero sin caer en la desesperación y el desorden.

No lo dice pero teme ser el técnico de una eliminación terrible, más aún que los varapalos ante Alavés, Valladolid, Toledo y el curso pasado contra el Real Unión de Irún.

Los madridistas más optimistas encuentran argumentos a los que aferrarse. En el curso 74-75 sus ídolos remontaron un resultado así ante la Unión Deportiva Las Palmas y al final se coronaron campeones de Copa tras vencer al Atlético en los penaltis. Tres goles de Santillana, otro de Roberto Martínez y uno de Pirri, acabaron con la ilusión grancanaria.

Realismo alcorconero

El Alcorcón se presenta aparentemente relajado. «Somos optimistas pero realistas. Tenemos pocas opciones. Si lo pensamos bien, este duelo da pánico», dice Anquela, el técnico de Linares que se ha hecho famoso tras el choque de ida y que incluso tuvo que pedir disculpas a su hija, María José, por golear a su equipo del alma.

Asumen su rol, su papel de víctimas, pero sueñan con el triunfo del fútbol modesto.

Marchan sextos en el grupo II de Segunda B y acaban de empatar (1-1) en feudo del Cacereño, penúltimo de la categoría. Ahí reservaron a siete titulares.

En el último entrenamiento se lo tomaron con relajación. Cambiaron el balón por el baño y el masaje. Luego, comida y peregrinaje por diversas radios, televisiones y redacciones de diarios.

Días de gloria para estos jornaleros del balón. No siempre se puede jugar en el histórico Santiago Bernabéu, y sólo una vez en la vida se puede eliminar al club más laureado del mundo y el mejor del Siglo XX. Motivos más que evidentes para salir a disfrutar.