Los planos del tesoro
Actualizado: GuardarLa Guardia Civil ha interrumpido la prometedora carrera de Luigi, que iba a convertirse en el mejor marchante de arte del mundo. El ex diputado del PSC Luis Andrés García, también conocido como el «conseguidor» de Santa Coloma, era una persona de exquisitos gustos artísticos, pero no se sabe cómo se las arreglaba para degustar esos manjares. El juez Garzón sintió curiosidad y ordenó el registro de la sede social de una de sus empresas y de algunos de sus variados domicilios. El llamado Luigi tenía 256 cuadros, entre ellos dos picassos, tres mirós y dos bacon. Las paredes oyen, pero él tenía menos paredes que cara y más pinacoteca que vergüenza. A pesar de estos pequeños defectos hay que agradecerle que por fin sepamos para qué sirve el arte. Jean Cocteau decía que es imprescindible, pero no sabía para qué. Otros han creído que es el reflejo divino del espíritu de las cosas en los seres humanos, en su extraño afán de imitar a la naturaleza, pero el que lo tiene claro es el tal Luigi: el arte es la especulación que permite según sus valoraciones.
¿Qué pueden valer en el mercado internacional cualquiera de estas superficies planas, traducidas en billetes? Esos fragmentados papelitos convencionales también son planos. Prensados y nuevecitos viajan clandestinamente a los paraísos fiscales. En una caja de zapatos caben muchos millones de euros y si los zapatos pertenecían a un jugador de baloncesto algunos más. Todos sabemos de qué pie cojean los especuladores, pero el «conseguidor» de Santa Coloma ha innovado la extensa gama del latrocinio. Prefiere los tesoros planos, a condición de que hayan sido pintados por algunas personas que dedicaron sus vidas a buscarlo. Lo mismo que ha hecho la Guardia Civil con la dispersa pinacoteca de Luigi.