El tamaño sí importa
Actualizado: GuardarQue se lo pregunten a un hombre o a una a mujer si el tamaño importa. Ambos dirán que mucho, a la vez que reconducirán la respuesta diciendo que en cualquier caso todo es relativo en la viña del Señor. De ahí el refranero que contenta a todos, «caballo grande ande o no ande», o su reverso pero no por ello menos aceptado, «la esencia de las cosas se vende en frascos pequeños». Pero traslademos la cuestión al ámbito empresarial.
La gran empresa termina muchas veces adoptando modales de las Administraciones, son los llamados riesgos de las grandes corporaciones, como la lentitud, ineficacia, burocracia, falta de versatilidad, desconexión a la realidad mundana... De otro lado las pequeñas empresas, caracterizadas por regla general por la rapidez, ausencia de la burocracia, adaptación al entorno y sobre todo, dominada por un sentido exacerbado de la propiedad, fundamento de su propia existencia. Pero ante una crisis económica, le recomiendo sea usted todavía más grande de lo que el sentido común pueda admitir. Porque si se equivoca, fue imprudente en la toma de decisiones, o simplemente se durmió en los laureles y el mercado le ha sobrepasado, al menos alegue la condición de gran empresario, vamos que tiene a muchos trabajadores a su costa. Los gobernantes, que son lo más parecido a las Hermanitas de la Caridad Descalzas en ocasiones, otras son simplemente como Evita Perón, corren al auxilio del desaguisado industrial, sobre la base del coste social que la situación va a generar. Claro, todo ello a costa del contribuyente, el pagano de todo. Ya que el rescate de una empresa o sector económico, se hace a costa de todos los ciudadanos, beneficiando a unos pocos. En concreto, a los accionistas de esas empresas, incluidos sus gestores, así como a sus trabajadores.
Es lo que ha pasado con General Motors. De igual forma en nuestro país, con empresas públicas y algunas de ellas privadas. Sólo el tamaño despierta sentimientos de comprensión para casi todos los gobernantes y desde luego para todos los sindicalistas sin excepción. Así, en diciembre de 2008, la situación de GM se agrava por el hundimiento de la demanda. Tras frustrarse un acuerdo entre GM y sus acreedores, Obama anuncia la suspensión de pagos de la compañía. Pero elo aquí, con su gran corazón, pero con el dinero de todos los norteamericanos, el gobierno USA se convierte en el mayor accionista de la empresa y con el tiempo, la ayuda misericordiosa de D. Barack y la de Dios, bueno, en realidad de la del Tesoro de los EE.UU. logra salir de la situación económica adversa. Así cualquiera. Mientras tanto la empresa había decidido desinvertir, deshaciéndose de Saab, Hummer y también Opel. Ésta es pretendida por un consorcio empresarial y la Canciller alemana se involucra con 4.500 millones, un tercio de ellos, los anticipa. Otra con otro gran corazón.
Angela Merkel está que trina, ya que se involucró hasta los tuétanos en la compraventa, pero sobre la tesitura de salvar los tiestos en Alemania. Ahora, noviembre de 2009 la operación se deshace. Todo es relativo como puede observarse. Angela M. mostraba al mundo este verano a través de un más que generoso escote sus voluptuosos pechos, dejando atónito al mismísimo Sarkozy. Ahora Obama la deja con el culo al aire, menuda cosa, y con un monumental cabreo. Como vemos, aquí todo es grande, hasta el mosqueo. Si fuera el problema del pequeño taller de la esquina, su autónomo y su único trabajador, a quién coño le importaría.