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Obama saborea un triunfo histórico
Su gran apuesta de reforma sanitaria recibe el apoyo de la Cámara de Representantes
NUEVA YORK Actualizado: GuardarBarack Obama se adjudicó ayer la mayor victoria política desde su llegada a la Casa Blanca al obtener el respaldo de la Cámara de Representantes a su proyecto de reforma del sistema nacional de salud, lo que da casi el impulso definitivo a una ley considerada por los demócratas como el gran objetivo en materia social de la legislatura.
Tras una jornada de fuertes enfrentamientos con los republicanos sobre la que ha sido una meta del partido del presidente durante décadas, los integrantes de la Cámara Baja sacaron adelante por un estrecho margen -220 votos frente a 215- un plan que costará al Estado 1,1 billones de dólares (unos 741.000 millones de euros) en los próximos diez años. Votaron en contra 176 republicanos -sólo uno apoyó la reforma-, así como 39 demócratas de orientación moderada, la mayoría de estados conservadores del sur y medio oeste del país. Como se esperaba, la oposición argumentó su amplio rechazo a la medida por la excesiva interferencia del Gobierno en el sector privado de la salud.
Asistencia asegurada
Los demócratas aseguran que el proyecto sanitario proporcionará cobertura a 36 millones de estadounidenses sin seguro de los más de 46 millones que carecían de él en 2008 y a un número creciente de ciudadanos que tras pagar durante años se han ido quedando descolgados por el alto costo de las pólizas y la severidad de la crisis económica. Si la reforma llega a convertirse en ley, el 96% de la población de EE UU tendrá asistencia médica asegurada. Eso sí, los ciudadanos estarían obligados a pagar las mensualidades a aseguradoras privadas o a un plan público, con la ayuda de subsidios, y serán multados si no se acogen a una de las modalidades.
«Ha llegado el momento de revolucionar la salud en este país», proclamó el congresista por California George Miller, uno de los arquitectos de la ley. La euforia de algunos no ocultaba los intensos forcejeos de la jornada del sábado. Para lograr que la balanza se inclinara finalmente a su favor, los demócratas tuvieron que hacer concesiones, como la introducción de una enmienda que limita el uso del dinero público para practicar abortos. La medida, presentada por un demócrata moderado, prohíbe que el plan de seguro cubra la interrupción del embarazo, excepto en casos de violación, incesto o cuando la vida de la madre esté en peligro.
En este delicado asunto, los republicanos unieron fuerzas con el ala más moderada de sus rivales políticos, que rechazan el aborto, para sacar adelante una enmienda al proyecto de ley por 240 votos a favor y 194 en contra. La idea no fue bien recibida por el sector izquierdista del partido defensores del derecho al aborto, que intentarán introducir cambios a esta enmienda en la negociación en el Senado.
La Cámara Alta pasa a ser ahora el principal campo de batalla en la lucha por la reforma sanitaria. Allí, los demócratas se preparan para un intenso debate. Consciente de que su proyecto puede sufrir modificaciones que desnaturalicen su contenido, Obama instó ayer al Senado a «tomar el testigo y llevarlo hasta la meta». El presidente tildó de «valerosa» la votación llevada a cabo por la Cámara de Representantes. «Durante años nos habían dicho que no se podía hacer. Anoche, la Cámara probó lo contrario», añadió el mandatario.
Si el Senado da finalmente su visto bueno, Estados Unidos podrá presumir por primera vez de contar con un modelo de sanidad universal, aunque las vías para lograrlo disten bastante de los sistemas imperantes en Europa.